¡Viva Honduras con cojones!

Roberto Micheletti: “El presidente Lobo no ha estado a la altura de las circunstancias”

Ex presidente de Honduras

Ricardo Angoso   lunes, 07 de noviembre de 2011

A pesar de que Porfirio Lobo ha retirado su retrato de la galería de presidentes de la residencia oficial del Presidente de la República de Honduras, Roberto Micheletti fue oficialmente presidente de este país centroamericano durante el convulso periodo que va desde la destitución de Mel Zelaya, el 28 de junio de 2009, hasta el 27 de enero, en que cedió el bastón de mando al actual mandatario. También fue el organizador de las impecables elecciones de noviembre de 2009. Muchas cosas han cambiado en este país desde aquella fecha, pero los problemas siguen acechando, la inseguridad aumenta y la situación económica no acaba de arrancar. De estas frustraciones y de las expectativas truncadas nos habla en esta entrevista, realizada en Tegucigalpa, el ex presidente Micheletti, considerado golpista por sus enemigos y héroe por sus amigos.

ATENEA DIGITAL: ¿Cree que las expectativas generadas con el actual presidente Porfirio Lobo se han cumplido?

Roberto Micheletti: Sinceramente, creo que no. Se habían generados muchas esperanzas y, ciertamente, los problemas han aflorado y no se le han dado las soluciones que el pueblo hondureño esperaba. Aun así reconozco que en el plano internacional las cosas han mejorado y se ha producido una reintegración del país en casi todos los órdenes. Pero sin embargo, en la seguridad pública las cosas han empeorado mucho y el país vive uno de sus peores momentos, cuando la herencia que nosotros dejamos no fue tan mala, pues conseguimos reducir este flagelo notablemente; ahora las cosas están peor que nunca y Honduras se encamina a figurar en la deshonrosa lista de ser uno de los países más peligrosos del mundo. Además, la reciente salida del ministro de Seguridad reveló que había habido un fracaso en la dirección política de este asunto. También quiero señalar que una buena parte de los crímenes que se producen en el país quedan impunes, lo que revela un fracaso en la acción de la justicia, y eso provoca la zozobra en la mayoría de los hondureños, que perciben que el Estado ha fracasado en este asunto y que es incapaz de esclarecer estos hechos.

Y en lo económico, ¿cómo va el país?

Se hizo el esfuerzo de organizar un evento internacional al que fueron invitados varios centenares de hombres de negocios de todo el mundo para que vinieran a invertir a Honduras y se gastaron millones de lempiras a tal fin, pero, sin embargo, unos días después de esta puesta en escena se aprobaron nuevos impuestos, lo cual creó un efecto contraproducente, tanto en el exterior como en el interior. Parece que no hay una dirección adecuada y que se toman decisiones erróneas que perjudican el buen funcionamiento de la economía nacional. Se han tomado muchas medidas que no facilitan la llegada de las inversiones extranjeras, pero en general creo que el problema es de fondo y que no existe un proyecto nacional. No se han orientado bien las políticas desarrolladas hasta ahora. Tampoco creo que haya una hoja de ruta acerca de cómo encarar las cosas.

¿Cómo juzga las últimas acciones en política exterior del presidente Lobo?

Creo que, en este sentido, se han dado algunos pasos positivos, pues después de los sucesos de junio de 2009 la situación era muy adversa para Honduras. No obstante, quiero destacar que fuimos valientes y también capaces de decir al mundo que no teníamos miedo, que estábamos firmes en la defensa de la libertad y la democracia, de las decisiones que nosotros los hondureños tomamos y llevamos a cabo para defender la institucionalidad hondureña. Nosotros no teníamos miedo y le dijimos a Chávez que tampoco servían da nada sus amenazas, incluso cuando llegó a amenazarnos con una intervención militar. Ya se lo dijimos bien claro y bien alto: vengan si quieren, que les esperamos. Luego creo que el actual gobierno se refugia mucho en su política exterior, realizando muchas veces viajes innecesarios del presidente, y se actúa poco en el plano interior, desatendiendo los problemas del país y sin dar respuesta a los mismos, tal como desearían los hondureños. No se pueden desantender los asuntos internos por estar siempre atento a los requerimientos del exterior, que muchas veces dictan lo que tenemos que hacer los hondureños. Creo que, en ese sentido, el presidente Lobo está muy equivocado.

¿De qué forma juzga la reciente llegada de Mel Zelaya al país, es un paso en pro de la normalización política?

Creo que se ha pagado un precio demasiado alto, como es el regreso de nuestro país a la OEA, por este retorno, que quizá ha sido precipitado. Lo que se ha visto es que Zelaya no tenía tanto apoyo como pensaba y que sus posibilidades políticas, pienso, son muy limitadas. Ni siquiera aparece en los medios de comunicación. Sinceramente, creo que Zelaya y la fuerza política que inspira tienen muy poco que hacer en el panorama político hondureño. Se ha visto, además, que el apoyo político y popular que tenía era muy reducido y se ha podido ver en las concentraciones en las que ha participado. Creo que es una página del pasado ya superada.

¿Sigue creyendo que Zelaya fue el responsable de los sucesos de junio 2009?

Por supuesto. Zelaya tenía un plan preconcebido para reelegirse y su intención era perpetuarse en el poder de una forma que vulneraba claramente nuestro ordenamiento político y constitucional, de eso no me cabe la menor duda. Nosotros respetamos y actuamos en función de la institucionalidad hondureña, aunque el mundo entonces no quiso escucharnos y prefirió aceptar las tesis de Chávez, que como todo el mundo sabe es un gran demócrata. Pero estoy tranquilo, ya que creo que la historia y el tiempo nos pondrán a todos en su sitio, incluido a Zelaya, que había sido advertido en numerosas ocasiones de que su deriva y la violación permanente de las Leyes y la Constitución hondureña tan solo podrían ocasionar problemas y conflictos.

¿Alguien más tiene alguna responsabilidad en estos acontecimientos?

Patricia Rodas, la canciller de Zelaya, es la ideóloga de toda esta trama, eso está bien claro. Fue una persona muy influyente y cuyas ideas izquierdistas fueron las que predominaron durante todo el mandato de Zelaya. Desde un principio se vio claro que quería imprimir un giro izquierdista a la política exterior hondureña, en clara y abierta contradicción con lo que había sido nuestra tradición y en contra de nuestros amigos, algo absolutamente inadmisible. Zelaya se vio animado y jaleado en toda su errónea deriva por Rodas, siendo la que le impulsó a cometer numerosos errores políticos que le condujeron a su destitución. Sin la figura de Rodas no se pueden explicar muchos de los acontecimientos que suceden antes y después del 28 de junio, pues un gran error es creer que esta crisis sucede así como así; hay que explicarla en su contexto debido y fue un proceso largo que venía larvado desde hacía meses. Luego el mes de junio de 2009, en que se suceden numerosas tentativas por solucionar la tentación autoritaria de Zelaya, se precipitan los acontecimientos y llegamos así al 28 de junio, cuando Zelaya sigue desafiando a la institucionalidad hondureña y es depuesto. Yo creo que Zelaya seguramente intentó dar marcha atrás, pero Rodas y su círculo más íntimo, entre los que figuraban notorios izquierdistas que no ocultaban sus deseos, le condujeron al callejón sin salida que sólo podía concluir como concluyó.

¿Cómo examina el futuro del país?

Veo que no hay un proyecto nacional para Honduras, que se dan palos de ciego y se lanzan globos sondas con propuestas que creo son erróneas. Y la gente de la calle también tiene esa percepción, como que el país está desgobernado y el presidente Lobo no está con los pies en el suelo, está como ajeno a la realidad y a los problemas cotidianos. Los recientes crímenes, la inseguridad reinante, que está en alza, y la difícil coyuntura económica harían necesaria una nueva política para el país y hacer frente a estos desafíos con algo más que palabras y retórica. Los hondureños necesitan soluciones a sus problemas y este ejecutivo del presidente Lobo no se las da. Yo estoy preocupado con este estado de cosas y percibo que la ciudadanía también lo está, pues no vamos por el bueno camino.

¿Y en el plano personal qué está haciendo ahora?

Estoy totalmente retirado de la política, pero no por ello voy a dejar de opinar sobre los asuntos hondureños y los problemas que nos afectan, que son muchos desde luego. Mis preocupaciones por el estado de cosas son las naturales que tenemos en estos momentos todos los hondureños, comenzando por la seguridad pública cuya situación es insostenible. En lo personal, por lo demás, estoy dedicado a mis negocios y quehaceres personales, mientras que en lo político he expresado públicamente mi apoyo por el candidato liberal Mauricio Villeda, que creo que es una apuesta por la regeneración política y ética del país.

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