El depuesto presidente Manuel Zelaya estaría padeciendo de síntomas de depresión y ansiedad tras permanecer aislado casi 60 días en la Embajada de Brasil, según el análisis que hacen expertos en la conducta humana.

Los expertos estiman que la fortaleza de Zelaya está en sus ideas, ya que de lo contrario a estas alturas ya hubiese necesitado de una asistencia a nivel psicológico y psiquiátrico.

Aseguran que al momento en que retorne a la “libertad” podría sufrir una “descompensación mental”.

EL HERALDO consultó a dos psiquiatras de gran experiencia para conocer las condiciones en que permanece el ex gobernante.

Para Alicia Paz, directora del hospital psiquiátrico Mario Mendoza, los niveles de estrés en los que ha permanecido Zelaya en cualquier momento lo llevarán a requerir de atención especializada.

“El encerramiento puede ser una situación que lo lleve a una depresión muy fuerte, pero dependerá de su personalidad, ya que si se ha encerrado en sí mismo lo podría llevar hasta el grado de comenzar a alucinar”, explicó Paz.

Según la entrevistada, al evaluar sus discursos, lo que ha podido observar es que aún se muestra coherente ya que da entrevistas ante los medios de comunicación sin mostrar algún síntoma anormal.

“El estado mental de él (Zelaya), estaría limitado a lo que vive en el interior de la embajada, es decir de no ser víctima de situaciones traumáticas que bombardeen su mente”, agregó.

De acuerdo a Paz, para lograr una evaluación detallada es necesario conocer si se alimenta de forma adecuada y si logra conciliar el sueño ya que el estado mental de una persona está ligado a la conservación de sus funciones orgánicas.

“De no ser así tendría que estar dando signos de alerta que demandarían de una intervención médica”, concluyó.
El psiquiatra Javier Uclés va mas allá de la evaluación física, pues considera que el depuesto presidente desde hace varios días ha comenzado a mostrar un comportamiento inestable, con cuadros depresivos.

“Zelaya padece el mal de las R, ya que expresa su resentimiento, rechazo, revanchismo, repudio hacia los que considera que lo han traicionado”, dijo Uclés.

Además muestra un comportamiento infantil, situación que lo lleva a ser informal e irresponsable en sus actuaciones, así como sus actitudes cambiantes.

“El ex presidente en la actualidad hace un trato y a los cinco minutos lo cambia, situación que lo ha llevado a la informalidad, todo esto se genera por un desequilibrio emocional”, explicó el especialista.

El permanecer encerrado, para cualquier persona representa una condición deplorable, pues se asemeja a una cárcel, en donde le visitan otras personas, cuando meses atrás gozaba de la libertad para trasladarse a cualquier lugar que deseara.

La situación es compleja para alguien que ha estado acostumbrado a una plena libertad, pues anteriormente decidía de la noche a la mañana viajar por el mundo o por el interior del país.

Zelaya ha sido una persona de campo, de hecho es un hacendado de Olancho, pero ahora sufre en su interior ver limitado su espacio .