¿Orgullosos por ser gays?
Manifestación por el Día del Orgullo Gay en París (Efe).
Hoy 28 de junio se celebra en medio mundo el Día del Orgullo Gay (en el otro medio, intentarlo le puede costar al osado la pena de muerte).
Continuamente se escuchan voces que no entienden que se dedique un día a esta orientación sexual, y mucho menos que los homosexuales se sientan 'orgullosos' de serlo. De hecho, todavía resuenan chirriantes las desafortunadas palabras de la Reina que, de ser cierto lo que escribe en su libro Pilar Urbano, habría dicho algo así como que no es capaz de comprenderlo y menos aún el hecho de que se suban a carrozas y salgan en manifestaciones.
El colmo del despropósito fue decir: "Si todos los que no somos gays saliéramos en manifestación… colapsaríamos el tráfico". Doña Sofía se alineaba así con todos los que, en un lenguaje generalmente tabernario, braman indignados que los 'heterosexuales' no salen a gritar lo satisfechos que están de emparejarse con personas del sexo opuesto.
Claro. Tal vez tenga algo que ver con que no existe un sólo país del planeta donde ser heterosexual suponga un delito. Sin embargo, ser gay, lesbiana, bisexual o transexual está perseguido por la Ley en más de 70 naciones. Y al menos en 20 estados -casi todos, regímenes musulmanes, especialmente intolerantes con las cuestiones de género y sexualidad-, la homosexualidad se castiga con la pena de muerte.
Y no vayamos a pensar que el acoso y la persecución de los gays se produce sólo en sistemas dictatoriales. No, países democráticos y tan ultracatólicos como Polonia, sin ir más lejos, que pertenece a la Unión Europea (el club por excelencia del igualitarismo y las libertades individuales), les somete a un 'ostracismo' y acoso intolerable. Y luego están los regímenes semidemocráticos, como Rusia, en los que si una persona muestra una tendencia homosexual está pidiendo a gritos una paliza policial y acabar con sus huesos en un calabozo. Todo esto ocurre en el año 2009, a pesar de lo que se ha ido avanzando desde que hace 40 años comenzaron las reivindicaciones, como reacción a la brutal reacción homófoba en el ya mítico Stonewall de Nueva York.
Son tan rotundos los datos que resulta absurdo tener que seguir explicando por qué se celebra este Día. Por cierto, una jornada de reivindicación en la que participan personas de todas las tendencias sexuales, porque la defensa de la libertad y de la igualdad es un asunto que nos concierne a todos.
Llegados a este punto, se suele argumentar que en España, donde por fortuna contamos con una de las legislaciones más avanzadas del mundo en esta materia (y ello ha sido así en buena medida por un compromiso personal y valiente del presidente Zapatero), ya no hay razones para seguir celebrando este Día. Los mismos de siempre dicen: 'Ya no hay nada que reivindicar'. Nada más lejos de la realidad. En este caso, y está muy bien, la legislación ha ido muy por delante de la normalización social. Los innumerables estudios sobre el tema, nos ofrecen datos tan escalofriantes como, por ejemplo, el que la tasa de suicidios entre adolescentes gays es muy superior a la media. Porque, sí, los chavales siguen sufriendo un enorme acoso (insultos, palizas, toda clase de vejaciones) por parte de sus compañeros en los colegios si se declaran gays o lesbianas. Y ya entre personas adultas, son muchos los sectores profesionales donde la homosexualidad se paga con una discriminación absoluta.
Porque queda mucho camino que recorrer hasta alcanzar la igualdad real (no sólo la legal) y porque la visibilidad es un requisito imprescindible para conseguirla, es, por desgracia, todavía necesario que se celebre este Día del Orgullo Gay. Otro asunto es el debate sobre si el espíritu lúdico que suelen tener las manifestaciones oculta la esencia reivindicativa. Pero también es lógico que una colectividad de personas que no han hecho otra cosa más que ser perseguidas y sufrir a lo largo de la Historia quieran ahora celebrar sus conquistas sociales con altas dosis de cachondeo.
Por cierto, seguro que en la Manifestación estatal del próximo sábado en Madrid, la Reina sería muy bien recibida.