Zelaya logró que Chávez y Castro firmaran una propuesta sin saber que era de EE UU
Según los cables del Departamento de Estado, Chávez reclamó a Honduras que dejara de considerar a las FARC como un grupo terrorista
RAMÓN LOBO – Madrid – 30/01/2011
Zelaya se había metido en enero de 2008 en un laberinto político cuando firmó un acuerdo comercial con Venezuela a través de Petrocaribe. EE UU sospechó desde el primer momento que “el precio de la barra libre”, como lo denomina en el cable 139016 del 28 de enero, tenía un precio político. El acuerdo era por dos años e incluía fuel oil pesado, que es el que utiliza Honduras para generar el 70% de su electricidad. El carburante venezolano daría a Zelaya la liquidez necesaria para sus dos últimos años de mandato y mejorar sus posibilidades de reelección (si lograba los cambios legales necesarios) o de su candidata (Patricia Rodas).
EE UU basa sus primeras sospechas en el hecho de que la firma del acuerdo con Petrocaribe no se realizó durante la visita de Chávez a Honduras, el 15 de enero, sino después de una reunión de la VI Cumbre del ALBA, el 25 de enero, a la que Zelaya envió en calidad de observador a su ex ministro de Exteriores Milton Jiménez. En el cable confidencial 139018, enviado a Washington el 28 de enero, la embajada sostiene que otra de las exigencias de Chávez era que Honduras dejara de considerar a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) un grupo terrorista. El viceministro de Exteriores Enrique Reina cumplió lo exigido en una declaración citada el 28 de enero por el diario conservador El Heraldo: “El Gobierno condena todos los ataques terroristas, pero que en el caso de Colombia, consideran que las FARC son un asunto interno que los colombianos deben resolver”. Las comillas son del cable mencionado.
La misma nota de la embajada, que se basa en fuentes no identificadas, asegura que el general Romeo Vázquez Velazquez, había dicho sobre este asunto: “En tanto que las FARC no amenazan las fronteras de Honduras, se les considera un asunto interno y no una organización terroristas”. El cable continúa: “Pero cuando le abordamos directamente, Vázquez dijo: ‘Vuestra lista de terroristas es nuestra lista de terroristas”. El general Vázquez fue uno los cabecillas del golpe contra Zelaya.
Honduras entró en el ALBA en agosto de 2003. Días antes, la embajada de EE UU transmitió el cable 166691 en el que dice que la firma es inevitable. Da cuenta de una reunión con empresarios hondureños opuestos a la adhesión. Uno de ellos, Amílcar Bulnes, presidente en funciones de la Cámara de Comercio, dijo que “la pertenencia en ALBA definiría a Honduras como país comunista”. La nota dice también que Bulnes pidió a la embajada que “a actuar contra el ALBA antes de que sea muy tarde”. También sugirió una llamada a Roberto Micheletti, presidente del Parlamento y futuro golpista. El cable recoge la confidencia de un dirigente del Partido Nacional que dice que Bulnes no es de fiar, que hace doble juego y que cobra del empresario de la comunicación Jaime Rosethantal. La firma del ALBA fue lo que provocó la ruptura entre Zelaya y Micheletti.
Pese a que Zelaya empezó a jugar en el bando de Hugo Chávez (Venezuela), Daniel Ortega (Nicaragua), Rafael Correa (Ecuador) y Evo Morales (Bolivia), entre otros, mantuvo vínculos estrechos con Estados Unidos. En el cable 210866 del 23 de junio de 2009, mencionado al principio se relata los pormenores de la cumbre de la OEA, celebrada el 2 y 3 de junio de 2009 en San Pedro de Sula (Honduras). En dicha reunión, los países del ALBA presentaron para su aprobación un borrador para lograr la admisión de Cuba en la Organización. La secretaria de Estado de EE UU, Hillary Clinton, presentó una contrapropuesta: levantar la prohibición a Cuba siempre y cuando La Habana se adhiera a los principios de la OEA. Zelaya, según el cable, medió entre EE UU y los países duros del ALBA. Zelaya informó a EE UU de sus dificultades para convencer a sus nuevos socios, a los que amenazó con su retirada de la Alianza. Zelaya llegó a telefonear a Fidel Castro para que diera su conformidad al texto de compromiso. El ex líder cubano lo dio y eso permitió que los demás países aceptaran el borrador. Lo que desvela el cable es que el borrador que aceptó Castro, Chávez y Ortega era el redactado por EE UU.