PRUDENCIA
23 Septiembre, 2009
EDITORIAL DE LA TRIBUNA DE TEGUCIGALPA
Esto es lo que recogen los cables internacionales sobre la situación en Honduras, después del sorpresivo ingreso al país del depuesto Presidente Zelaya: “El presidente del Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA), condenó este martes la violencia acaecida en los alrededores de la embajada brasileña en Tegucigalpa y pidió “el respeto a los derechos humanos de todos los ciudadanos hondureños, plenas garantías a la seguridad del mandatario y de la Representación Diplomática de Brasil y a todos los sectores de la sociedad hondureña actuar con responsabilidad y prudencia”.
Nosotros, igual, deploramos los actos violentos y hacemos un llamado de urgencia a la conciencia hondureña para que las partes retomen el dialogo como forma civilizada de dirimir las diferencias. Imprudentes las insinuaciones de algún funcionario, que la sede diplomática de Brasil podría estar sujeta a allanamiento. El gobierno debe respetar la sede diplomática y dar garantías de seguridad tanto a Zelaya como a quienes se encuentren refugiados al interior de la embajada. Insulza anunció el lunes su disposición a viajar de inmediato al país centroamericano, durante un consejo permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA). Menos mal que, más tarde, en una cadena nacional aclararon que no cometerán semejante pifia, solicitando que esas instalaciones no sean utilizadas para arengar a las masas que se congregan a los alrededores.
Es aconsejable que el gobierno indique al Secretario General de la OEA que es bienvenida su presencia en el país, ya que podría ser una de las avenidas para retomar el diálogo interrumpido. Insensato que den por agotada la gestión mediadora de San José ya que ninguna instancia que contribuya a la solución de la crisis debe ser descartada. La gestión medidora de San José debe permanecer abierta, sobre todo cuando recientemente los candidatos presidenciales viajaron a Costa Rica a ofrecerle su apoyo mientras defienden el proceso electoral hondureño y piden respaldo al mismo de la comunidad internacional.
Nada, si no mayor angustia y situaciones que pueden desencadenar en hechos cruentos, puede sobrevenir de utilizar la fuerza; y las partes deben desactivar las medidas de provocación y recapacitar sobre la pretensión que esta crisis se resuelva por la fuerza. Las palabras deben ser medidas de forma tal que no ocasionen mayor desasosiego en la población y no se interpreten como intransigencia. (A alguien le escuchamos la siguiente ocurrencia: “bueno que haya “huevos”, pero ahora lo que se ocupa es talento”). Es importante, por ejemplo, lo que expresó el vocero de la policía que “respetarán las leyes ya que no existe intención de irrumpir en las instalaciones de la sede diplomática” y menos “un asalto a la embajada”. “Eso no lo vamos a hacer—explico el vocero policial—porque no vamos a violentar el derecho y los convenios internacionales”.
No puede mantenerse un toque de queda prolongado sin que se revierta, por la misma incomodidad que ocasiona a la población. Y este recurso solo debe ser utilizado en casos excepcionales, para garantizar la seguridad de las personas y la protección de los bienes. Si hay un deseo de sincera reconciliación es aconsejable que las partes den signos fehacientes que eso desean. Los presidenciables deben pensar en el interés nacional no querer jugar política con una situación extremamente delicada. Son un activo que debe contribuir a la solución de la crisis, no a empeorarla buscando pírricas ganancias. Ojala ningún trasnochado (o trasnochada), quiera manosear estas sugerencias que ofrecemos, atribuyéndoles otra interpretación que no sea el honesto deseo que las anima de devolverle a Honduras la paz y tranquilidad que injustamente le han sido arrebatadas.