Antonio Navarro vuelve a hablar

ANTONIO NAVARRO VUELVE A HABLAR.

21SEP
ANTONIO NAVARRO VUELVE A HABLAR

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Y de qué manera, se explaya para el medio español Atenea Digital[1] en entrevista concedida al periodista Ricardo Angoso.

No le cabe ningún dilema al señalar que en Colombia se vive una luna de miel prolongada, casi un año, pues las lunas de miel no duran tanto tiempo. Pero dura por lo que decía antes: el gobierno Santos generó distensión en el país, creando un ambiente más favorable en una nación que ya tiene de por sí una situación muy complicada, y sobre todo en las regiones que están lejos de las ciudades grandes. Luego, creo que ha habido otro factor importante, como que Santos ha sido muy progresista y casi me atrevería a decir que actuó como un socialdemócrata durante su gobierno[2].

Y anota que la derecha de Uribe se ha convertido en la oposición, lo que a lo mejor indica que Santos tampoco lo está haciendo tan mal. Santos, como he dicho antes, es un liberal, un hombre de centro con sus características progresistas. Luego, al llegar al poder tras Uribe, que era una derecha tan marcada, Santos lo tenía fácil para ser más progresista; el problema es que quizá está ocupando un espacio ideológico demasiado amplio y no deja muchas alternativas claras a sus políticas. Esa alternativa, claramente, no pasa por la ortodoxia de izquierda y tampoco la veo en la extrema derecha uribista. Tendrá que aparecer otra cosa, otra fuerza política[3].

Sin embargo, no dejan de ser interesantes sus apreciaciones sobre la izquierda en Colombia, al señalar que hay mucha gente de la ortodoxia marxista que no evoluciona y no quiere ver las cosas como son realmente. Santos trabajó con asuntos y temas que nadie esperaba que los fuera a tratar, como el asunto de las tierras y las víctimas. El presidente Santos, está claro, es un oligarca urbano y, en cierta medida, liberal, pero no es la derecha más radical, eso está claro, dice Navarro para concluir que veo al Polo un poco derretido, con muchas dificultades. Parece como si cuanto, más duros y puros se muestren, mejor, y ese es precisamente un defecto de la izquierda. Cuando todos somos iguales e idénticos, nos sentimos muy cómodos, pero somos marginales; la tendencia a la marginalidad es letal para la izquierda e imposibilita el avance. Es cierto, son izquierdas muy puras, conservan las esencias, pero son marginales y sin ninguna posibilidad de llegar al poder algún día, de estar en las instituciones. Y ese es el camino que lleva el Polo, el de la pureza de las esencias, el de la marginalidad.

Frente a temas álgidos como el asalto al Palacio de Justicia por el M19, que él lideró y la propuesta de reforma constitucional que acaba de lanzar el Congreso de Colombia, Navarro señala que cree que estos asuntos son de una gran complejidad. Y creo que tiene mucho que ver con el aumento del paramilitarismo en Colombia en los años ochenta y noventa; ese proceso terminó en un endurecimiento terrible de las fuerzas guerrilleras. Luego tampoco estas fuerzas están totalmente derrotadas. La paz para estos grupos solo significaría un cambio de método y sus líderes no están dispuestos a ir a la cárcel, sino a seguir dando la batalla, haciendo política. Nunca renunciarán a hacer política, por tanto creo que ese es el principal obstáculo para la paz: que el estado les ofrece la cárcel y no seguir haciendo política, algo que no aceptan[4].

En sus declaraciones Navarro no sólo no muestra arrepentimiento por los hechos criminales que su organización desarrolló, como la sangrienta toma del Palacio de Justicia, sino que los justifica e insiste en culpar al Estado y justificar la acción de las actuales narcoguerrillas, presionando el cambio de método, es decir la amnistía, el indulto, el perdón y el olvido de los crímenes de las narcoguerrillas para superar el conflicto armado al que nos han sometido por más de 47 años[5].

No sólo de manera altanera justifica la toma del Palacio de Justicia por parte de su organización narcoterrorista (la toma fue un ejercicio del terrorismo armado del M19 financiada por Pablo Escobar), sino que ahora se burla de quienes los derrotaron militarmente al insistir que como los narcoterroristas, los soldados debieron pedir amnistía e indulto por haberse atravesado en sus propósitos.

Dice Navarro Wolff, “Lo del Palacio de Justicia es un asunto claro y ya se sabe lo que pasó; lo que ocurre es que ese hecho fue un asunto atroz que no se cerró bien jurídicamente. Ese asunto no se cerró debidamente, pues el gobierno debía haber concedido una amnistía y no un indulto; los guerrilleros, por ejemplo, lo pedimos, pero, sin embargo, los militares no lo hicieron en su momento porque supuestamente su honor militar se lo impedía. Ese es el problema de los militares implicados en el asunto del Palacio de Justicia: se equivocaron por no pedir el indulto y hoy están en la cárcel por no haberlo pedido y, sobre todo, por su arrogancia. Siguió un proceso jurídico que terminó con los militares implicados en aquellos luctuosos sucesos, presos, y con los guerrilleros en la calle a merced del indulto. No obstante, si hubiera habido una amnistía, como digo, no estaríamos en esta situación que vivimos ahora”[6].

Exime la responsabilidad del M19 en el resultado final de su asalto criminal, al respecto dice: El acontecimiento del Palacio de Justicia fue un acto brutal, atroz, en un momento muy complicado de la historia de Colombia. Fue, además, una equivocación del M-19, un gravísimo error político de cálculo. Pero también las Fuerzas Armadas del país actuaron de una forma desmedida y desproporcionada ante este desafío, pero es un hecho que marcó muy duro y durante muchos años la historia de este país. Los suceso del Palacio de Justicia fueron una parte más de una historia brutal que hemos vivido en esta nación fruto de una guerra y un conflicto que todavía perdura desde hace más de cinco décadas[7].

Trata de exonerar al Presidente de entonces, Belisario Betancourt Cuartas, gran amigo de toda expresión narcoguerrillera diciendo que “Tal vez el presidente de la República de entonces, Belisario Betancourt, no fue juzgado por los tribunales, pero sí lo fue por el pueblo y por la historia. También por la opinión pública; el antiguo presidente ya sólo se dedica a la cultura y a las artes y es porque no puede estar en otro sitio, está incapacitado. Ya no tiene espacio político ni en la vida pública”. ¿La historia que hoy nos imponen los apologistas de la narcoguerrilla?

Navarro Wolff es hoy gobernador del Departamento de Nariño, Gustavo Petro ha sido candidato a la Presidencia, ha sido Senador y hoy aspira a ser Alcalde de Bogotá, Everth Bustamante aspira a la gobernación de Cundinamarca, otros integrantes de las fuerzas narcoterroristas son funcionarios del Estado en diferentes niveles; mientras tanto, los militares que los combatieron son reos de la justicia y esa justicia, parcializada y politizada, insiste en condenarlos violando cualquier principio fundamental de los derechos humanos o el derecho internacional humanitario como se observa en el proceso contra el señor Coronel (r) Alfonso Plazas Vega y los demás Oficiales vinculados al proceso por recuperar el Palacio de Justicia en los luctuosos hechos del 5 y 6 de noviembre de 1985. ¿ES ESO JUSTICIA?

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