COLOMBIA ANTE UNAS ELECCIONES TRANSCENDENTALES
ENTREVISTA A CARLOS RODADO
JEFE DE DEBATE DE LA CAMPAÑA DE JUAN MANUEL SANTOS
POR RICARDO ANGOSO
El antiguo embajador colombiano en España, Carlos Rodado, es el Jefe de Debate del candidato oficialista Juan Manuel Santos, una suerte de estratega y asesor político que diseña y dirige la campaña electoral del reciente ganador en la primera vuelta. Habiendo sido casi todo en la política colombiana y hombre de profundas convicciones conservadoras, Rodado se muestra optimista con respecto al futuro y espera un buen resultado de cara a la segunda vuelta, a celebrar el próximo 20 de junio entre el uribista Santos y el verde Antana Mockus. En definitiva, se anuncia para Colombia una cierta continuidad, pero no continuismo, pues Uribe y Santos tienen unos perfiles y orígenes muy distintos.
Ricardo Angoso: ¿A qué explica la victoria del candidato oficialista Juan Manuel Santos?
Carlos Rodado: Hemos hecho una campaña rápida, ágil y moderna con menos tiempo que todos los candidatos. Hemos visitado en apenas 65 días unos ochenta municipios de los mil ciento treinta que tiene el país, pues no había tiempo para más. Nuestra campaña fue intensa, pero tengo que decir que al principio a nuestra campaña le faltaba capacidad de gerencia, para que la publicidad llegara y se transmitiera correctamente; hasta el color naranja era ambiguo y el lema “para seguir avanzando” tampoco tenía tirón. Faltaba un mensaje, una identificación del partido con la candidatura, entre el Partido de la U y el candidato Santos. Se difuminaba la campaña y no llegaba el mensaje; entonces hicimos un cambio en la campaña y le dimos un giro radical para vendernos mejor, por decirlo de alguna forma. El candidato Santos, al final, actuó como un verdadero gerente y tomó decisiones rectificadoras, en el sentido de que teníamos que llevar a cabo cambios en la campaña si queríamos conseguir los objetivos políticos que teníamos claros desde el principio. Tomamos la decisión de llevar a cabo una rectificación y cambiar la estrategia en todos los sentidos, incluso en los materiales publicitarios nuestros, que eran más efectivos en los medios y en todos los ámbitos. Así fue posible que se despertara un fervor en el país a favor de la candidatura. De la misma forma, el candidato comenzó a presentar propuestas y programas claros acerca de los problemas que tenía realmente la gente, como la generación de empleo, que era la principal preocupación de los ciudadanos en todas las encuestas, incluso por delante de la seguridad y la violencia. Después se comenzó con el lema de Santos de “trabajo, trabajo y más trabajo”, que junto la educación, se convirtió en uno de los grandes ejes de la campaña. Trabajo y educación fueron el fundamento de la prosperidad democrática, asumiendo que se había avanzado en seguridad pero que había ir más allá, a un nuevo país con más futuro y oportunidad para todos. Luego, una vez identificados esos objetivos, había que trabajar en otros aspectos programáticos, como la vivienda, los subsidios sociales, la creación de empresas y otros objetivos de nuestro discurso, como las becas-crédito para que pudieran estudiar los hijos de los sectores sociales menos favorecidos. Pero también fuimos capaces de afrontar temas que preocupaban mucho a los ciudadanos y que estaban en el centro del debate, como la corrupción, y enarbolamos la bandera de que los recursos públicos eran sagrados, vendiendo la idea a la opinión pública de que había que distinguir entre el bien común y el privado. E incorporamos al programa la duplicación de las penas para los corruptos y eliminar las penas de prescripción para los delitos que atentaban contra el patrimonio público. Más adelante, cuando estas propuestas se iban concretando y la opinión pública se dividía entre los dos candidatos más importantes, Mockus y Santos, vimos que éramos capaces de avanzar y superar al candidato verde, por mucho “humo” que vendieran las encuestas. Nosotros teníamos las nuestras y creíamos en nuestra victoria.
R.A.: ¿A qué achaca el fracaso de las encuestas en las elecciones colombianas?
C.R.: Creo que lo no se ha dicho es que mide cada una de las encuestas. La mayor parte de las encuestas que se hacían en el país no tenían en cuenta la totalidad del universo electoral. Por ejemplo, había una población rural que participa en el proceso electoral y no era observado por las encuestas. Hablamos de un 24% de la población colombiana que es claramente uribista porque ha comprendido que la política de seguridad democrática ha sido muy importante para el país, pues su calidad de vida ha mejorado sensiblemente porque antes vivían atrapados entre la guerrilla y el paramilitarismo. Luego los últimos ocho días no había encuestas y la encuesta, no lo olvidemos, es una foto fija, mientras que la sociedad es una película que cambia todos los días y tiene un gran dinamismo. Un debate, por ejemplo, varia sensiblemente la percepción sobre un candidato u otro. Por ejemplo, el candidato Antanas Mockus, considero, se mostraba muy voluble, poco concreto e inconsistente en sus planteamientos programáticos, no remataba sus propuestas y no se mostraban creíbles ante la sociedad. Hubo una rectificación permanente por parte de Mockus, variaba y cambiaba su opinión en los medios y no mantenía una línea fija, mientras que lo que demandaba la sociedad colombiana era firmeza, entereza y unos planteamientos fijos. En un candidato hace falta carácter, alguien que sepa tomar decisiones en momentos difíciles, lo que no mostraba el candidato Mockus en la campaña electoral. La debilidad no es un valor que vale en política, no es cotizable, sino que el carácter es necesario, como lo demuestra la historia, para hacer frente a las situaciones adversas; necesitamos carácter y prudencia para liderar un país como Colombia que tiene tantos desafíos en el orden interno y externo.
R.A.:¿Pero esperaban un resultado tan aplastante en la primera vuelta?
C.R.: La última encuesta para el consumo interno que teníamos nos daba un 44% frente al 27%. Nos mostrábamos optimistas y esperábamos un buen resultado, pero sabíamos que la verdadera encuesta llegaría el día de las elecciones. Sin embargo, nuestro análisis indicaba que el doctor Mockus perdía tres puntos diarios y el globo se desinflaba. Los partidarios de Mockus se mostraban cada vez más decepcionados, pero nadie era capaz de intuir tal caída, como la que vino, con un exiguo 21% de los votos frente al 46,5% del candidato Santos. Luego vinieron las elecciones del 30 de mayo y el candidato Santos obtuvo una mayoría indiscutiblemente contundente, imponiéndonos en la mayoría de los departamos del país. Estaba habiendo cambios en la sociedad colombiana en los últimos días previos antes de la votación, que no fueron intuidos por las encuestas, como la subida del candidato Vargas Lleras, al que le otorgaban los sondeos un 3-4%, y, finalmente, llegó al 10%, lo que revela la magnitud del verdadero revolcón acaecido en el momento final.
R.A.: ¿Incluso contemplaban la gran victoria en votos en los núcleos urbanos?
C.R.: El éxito en Bogotá y en Medellín estaba contemplado. Habíamos pasado del empate a superar a Mockus en nuestras encuestas, ganar era posible. También en el Caribe colombiano hemos ganado, siendo la diferencia de 911.000 votos a favor de Santos. Las encuestas nos mostraban esa tendencia a favor de Santos y la percepción de que el candidato Mockus se iba desinflando paulatinamente. La votación a favor de Santos ha sido impresionante en muchas partes, incluso superando los resultados del presidente Uribe en muchos departamentos, especialmente en las zonas más azotadas por la violencia, tanto guerrillera como paramilitar. En este avance, desde luego, fue fundamental el cambio de estrategia en la campaña electoral y la influencia del candidato Santos en el discurso, que actuó como un buen gestor y hombre que sabe tomar las decisiones en el momento oportuno. Hicimos cambios oportunos, incluimos elementos innovadores, llamando e incluyendo en nuestra campaña a cantantes y músicos conocidos, lo que tuvo un gran impacto e influyó positivamente en nuestra campaña.
R.A.: ¿A qué explica el declive del conservadurismo y el fracaso de su candidata, Noemí Sanín?
C.R.: El voto conservador se fue hacia Santos, casi masivamente, eso es obvio. Incluso también hubo el apoyo de algunos representantes parlamentarios, como todos saben. El conservatismo quedó muy dividido tras su consulta interna en dos sectores claros, uno liderado por la candidata Sanín y otro por el ex ministro Arias. La consulta interna hay que verla como una lucha fratricida por el poder y que le restó opciones de llegar a ser una alternativa creíble y razonable, como se vio, y eso fragmentó aún más al conservadurismo. El partido se dividió definitivamente, quedando un sector, el de Arias, más cerca del proyecto de Santos que con el que realmente había ganado la consulta interna en el conservadurismo. Pero, al margen del partido oficial, las bases conservadoras se adhirieron masivamente al proyecto de Juan Manuel Santos, al uribismo. Ni siquiera en los lugares tradicionalmente conservadores el voto a la candidata Sanín son significativos. Luego, con la derrota, el conservadurismo oficial representado por sus congresistas y senadores ha optado por Santos, lo que era el camino lógico en las actuales circunstancias. Lo esperado, de cara al futuro, es que el voto conservador que quedó en manos de Sanín pase en la segunda vuelta al candidato Santos. El Partido Conservador está en una grave crisis, eso es innegable, y hará falta una reingeniería para volverlo a situar en el lugar en que estaba y debe estar en el país. Hace falta una evolución, un análisis, incluso una crítica constructiva, para salir adelante y volver a ser una opción de poder en Colombia, tal como lo fue en el pasado.
Yo creo que hubo demasiadas ofensas, críticas duras, no un debate y una constatación de tesis. El conservadurismo vivió un lucha sangrienta que lo dividió y también lo debilitó de cara a las elecciones, tal como hemos visto con los exiguos resultados obtenidos por la candidata Sanín. Tampoco olvidemos que muchos conservadores, antes de la gran victoria de Santos, como yo mismo, nos unimos a esta candidatura porque creíamos que era una gran oportunidad para el país y la única posibilidad de continuar con unas políticas exitosas pero incluyendo nuevos contenidos a las mismas. Y llegamos a ese camino por convicciones, porque no somos oportunistas, examinando las opciones que había y viendo con quien debíamos y podíamos trabajar. Luego la consulta conservadora hizo el resto para que nos fuéramos, pues considerábamos que el debate conservador debilitaba al presidente Uribe y le restaba posibilidades, de haberse presentado, a las elecciones presidenciales. Incluso la candidata elegida para representarnos, Sanín, llevaba seis meses militando en el conservadurismo y no parecía que fuera la mejor representante de un partido con 150 años de historia. El tiempo, como ve, apoyando a Santos, nos ha dado la razón y la victoria.
R.A.: ¿A qué atribuye los pobres resultados del candidato Santos en las elecciones?
C.R.: No ha sido realmente así. Santos ha ganado en el exterior con el 58% de los votos, incluyendo en los Estados Unidos. Hubo lugares en el exterior donde no hubo tan buenos resultados, como Europa. Pero sí se cosecharon buenos resultados en América Latina y en los Estados Unidos, como he dicho, y eso balanceó el resultado a favor del candidato Santos.
R.A.: Sin embargo, ¿me sorprende que poco interés tienen los candidatos por el voto del exterior?
C.R.: Yo preguntaría lo contrario: ¿cuál es la razón por la que los colombianos del exterior muestran tanta tibieza ante los problemas de su país? Los colombianos se “desconectan” de lo que ocurre en el interior del país y no se inscriben para votar en las elecciones. Por ejemplo, en España hay 400.000 colombianos viviendo y tan sólo se han inscrito para votar unos 55.000, de los cuales han votado unos 8.000; estos datos reflejan este desinterés por los ciudadanos del exterior por los problemas de su país y los retos que tiene ante el futuro en estos momentos. Tenemos que ser capaces de cambiar esa tendencia e invitarlos a participar en los procesos electorales.
R.A. ¿Qué espera para la segunda vuelta?
C.R.: Vamos a subir con respecto a la primera vuelta. Pero hace falta que haya una buena participación y que no haya apatía. Lo lógico, sin embargo, sería que nos moviéramos del 60% para arriba. Hay que seguir trabajando y movilizando a la gente para que participe y vote, sin bajar la guardia, como digo. No obstante, adelanto un escenario parecido al de las últimas elecciones en que Uribe fue candidato, en las que obtuvo más del 70% de los votos en todo el país.