Clara Rojas es, a sus 47 años, víctima y testigo involuntaria de la crueldad, casi sádica, que, a través de los secuestros, ejercen las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Recientemente, y quizá como catarsis para superar lo padecido, ha publicado un libro, Cautiva, donde relata su triste y dolorosa experiencia en la selva, el sufrimiento de los secuestrados, las tensiones con Ingrid y luego el final, la alegría tras su liberación y el reencuentro con su hijo. El relato, narrado desde el fondo de su corazón y sin contemplaciones, es un firme alegado en contra del terrorismo y la utilización de la violencia como instrumento de acción política en esta Colombia del siglo XXI. Un documento triste y desgarrador, como la realidad misma, pero también necesario para reivindicar la vida y libertad de todos los que todavía padecen en las selvas de Colombia el calvario de la cautividad a manos de las FARC.
R.A.:¿Cómo examina la situación política actual de Colombia?
C.R.: Me parece interesante y fascinante el momento que vivimos, tenemos que invitar a la gente a que se manifieste libremente en la fiesta que es la democracia y que tome las riendas de su destino. Uribe ha sido muy popular, pero los demás liderazgos por esta tendencia se han dormido y el país no los ha expresado. Ahora surgen con nuevas fuerzas y bríos; eso es la democracia: la construcción de alternativas y nuevas fuerzas que compitan con quien está en el poder. Veo que Uribe quiere continuar, pero veremos que ocurre en los próximos meses. Hay un gran debate en el país, grandes ilusiones, nuevos proyectos, un momento en donde se da una gran efervescencia y un importante debate de ideas acerca de proyectos democráticos. Caminos por la senda democrática, aunque Uribe presenta signos de agotamiento y parece que va a presentarse. Veremos.
R.A.: Si se presenta Uribe, tal como parece, ¿no cree que el resto de los candidatos, incluido el liberal, tienen pocas posibilidades de éxito?
C.R.: En política nada escrito y no es una ciencia exacta. Hay mucha más recepción al resto de los candidatos parte de la sociedad que antes y se está recuperando la autocrítica, que estaba encubierta por la alta popularidad del presidente Uribe y al que quizá se le perdonaba todo. Se encubrían los problemas y no se abordaban adecuadamente; creo que el futuro del país pasa por esa autocrítica y por reafirmar nuevos y sólidos liderazgos. No podemos vivir sólo del liderazgo de Uribe.
R.A.: ¿Qué quedan de aquellos años en los que estuvo en política con Ingrid?
C.R.: Estoy retomando ese espíritu que me movía en aquella época, esas ideas, esos proyectos y esas ilusiones, y por eso vuelvo a la política. El proyecto se extinguió durante nuestro secuestro y ahora enfrentamos una nueva era, basada en el medio ambiente y la reconciliación nacional. Ahora me siento muy bien dentro del Partido Liberal, me siento libre e independiente y veo que las ideas que tengo como mujer se pueden desarrollar sin problemas ni cortapisas. Creo que también muchas de las nuevas alianzas y partidos que hay en Colombia tienen una deficiencia estructural, pues no logran consolidar equipos ni liderazgos sólidos a largo plazo. El Partido Liberal, sin embargo, es una gran formación sólida, con ideas justas y con una conciencia social en la lucha contra la inequidad. Tenemos que ser capaces de generar ilusiones y afrontar los problemas, incluidos los gravísimos desajustes sociales. Y, sobre todo, tenemos que ser capaces de dar soluciones a los problemas de los colombianos.
R.A.: ¿Serán capaces los liberales de afrontar esos grandes desafíos que tiene Colombia ante sí?
C.R..: Los liberales es un partido con una gran historia, tiene un proyecto y un programa para la sociedad colombiana. Creemos que tenemos la suficiente capacidad para liderar a este país en este momento. Ha habido errores en el pasado, eso es evidente, pero el haber estado en el desierto también le ha permitido a liberales la posibilidad de regenerarse y aunar nuevos esfuerzos y personas al proyecto común, que como yo estábamos fuera de la política en Colombia hasta hace muy poco. Estamos liderando la renovación y ofrecemos muchas propuestas a esta sociedad. Y Rafael Pardo (liberal), es el candidato, tiene un gran perfil; fue el primer ministro de Defensa civil, ha particiado en procesos de paz y conoce el país. Tiene grandes activos a su favor para ser el futuro presidente de Colombia y liderar el cambio. La gente tiene que conocerlo y conocer en profundidad su proyecto, sus ideas y sus propuestas para ese gran cambio que necesita el país ahora mismo.
R.A.: ¿Qué opinión le merece el debate político que hay en América Latina entre los que defienden el modelo chavista y aquellos que se muestran partidarios de las democracias occidentales de corte clásico? ¿Cree que Venezuela representa un desafío?
C.R.: Yo estoy trabajando por el reencuentro entre los dos países. Trabajo por tender puentes entre las dos partes, por reencontrarnos y superar las diferencias, respetando las diferencias ideológicas que pueda haber entre nosotros y afianzando lo que nos une y no las diferencias. No es bueno para los ciudadanos de ambos países este clima y hay que buscar unas relaciones de cordialidad entre los dos pueblos; tenemos que trabajar por crear este clima, por avanzar en el diálogo y por resolver los problemas de América Latina dentro de nuestro mundo y sin interferencias externas. En ese sentido, también quiero reivindicar nuestro derecho como colombiano a que los pueblos del continente conozcan nuestros problemas reales, como el flagelo que representa el narcotráfico y los golpes que ha dado tan brutales a nuestra sociedad.
R.A.: ¿Está tan ligado el problema del narcotráfico, tal como aseguran algunos conocedores del tema, con el de las FARC?
C.L.: Yo, y es mi opinión personal, creo que sí, que están absolutamente ligados y no se pueden estudiar separadamente. Las FARC lo niegan reiteradamente, pero nadie conoce sus fuentes de financiación; el origen de sus fondos es ilícito y todos los expertos consideran que sus principales capitales son los secuestros y extorsiones y el dinero del narcotráfico, parece ya un tema zanjado y suficientemente conocido.
R.A.: ¿Al escribir su libro Cautiva “saldó” sus cuentas con las FARC y se cerró para siempre esa página de su vida?
C.R.: El libro me ayudó mucho, fue una catarsis en el sentido más positivo de mi vida, pues me ayudó a situarme en el presente y ver con distancia el pasado. También me ayudó a comprenderme, a conocerme, a valorar mi libertad, que estoy viva junto con mi hijo, al que reencontré después de tan traumática experiencia. Estamos juntos y caminamos juntos por la senda de la vida, eso es lo realmente importante. También me ayudó a perdonar y a cambiar con respecto a la vida, a salir hacia delante y dejar atrás lo malo, lo negativo. Vivir el presente, ser felices y superar el dolor del pasado.
R.A.:Qué gran diferencia con respecto a Ingrid, que huyó de Colombia y no quiso saber nada, ¿no?
C.R.: A mí, no lo olvide, me mueve una gran pasión y amor por mi país, eso en primer lugar. El país, además, me recibió muy positivamente, se movilizó y nos abrazó, tanto a mi hijo como a mí. Mi hijo, y el reencuentro, me llenó de energía y de ganas de vivir con esperanza. Por eso, estoy tan ilusionada y con ganas de vivir, de salir hacia delante; la motivación fue muy grande y lo vivido en estos dos años ha sido muy intenso, muy positivo. Hay que ser toreros, como dicen ustedes los españoles, y poner el alma en el ruedo. Y en esa lucha estamos.