Dialogo
Por Ramón Villeda Bermúdez
Todos queremos un final feliz, pero que no sea un cuento de hadas. El acuerdo de Honduras, para finalizar con la crisis política, no concluirá con la frase “y vivieron juntos y felices”. Con realismo deberá decir: -Y pensaban de diferente manera, pero se esforzaron por encontrar soluciones conjuntamente.
La inesperada cita que tuvo lugar en Palmerola la semana pasada, fue conocida primero en la OEA y confirmada después por el presidente de Honduras. Que no nos confunda la participación, frente al Secretario General Insulza, de un liberal y tres compatriotas de otra filiación en la parte hondureña; es un ejemplo reiterado de integración como el que ya se había dado al comenzar este gobierno de transición y esta práctica deberá inspirar al próximo gobierno, a elegirse el 29 de noviembre, en todo lo que requiera un aporte participativo que recoja el consenso más amplio y patriótico.
Hace más de cinco días los titulares de los diarios comenzaron a anunciar que está próximo un arreglo; lo han dicho empresarios y gente del gobierno. Los analistas se están dedicando a ir ordenando las ideas y a sugerir procedimientos. Se propone un lugar aislado para el encuentro, incluso sin microteléfonos que distraigan o contaminen las pláticas. Se recuerda la imperiosa necesidad de establecer procedimientos de diálogo ordenado, con una agenda flexible pero no complaciente. Y se advierte la necesidad de ser concreto y fecundo; que las partes estén representadas por el menor número posible de personas, con capacidad de plantear propuestas sensatas y que cada expositor no se convierta en un concursante de hueca oratoria.
Los grupos en diálogo no deben dejarse presionar por intereses extraños, mucho menos cuando son extranjeros y ya aportaron su cuota de daño. Por existir esa posibilidad, es necesario advertirla desde ahora. La complicación del conflicto ha dependido de los intereses extranacionales que han querido participar, opinar y decidir en los asuntos privativos de los hondureños, algunos confesando su supina ignorancia sobre nuestras leyes. Hasta ahora, algunas de esas personas y organizaciones foráneas comienzan a darse cuenta de sus equivocaciones, pero otros, políticos con agendas intrnacionales, muestran deseos de perseverar en la deletérea intromisión.
Entre la agente afín al actual gobierno, hay personas radicales que no han captado lo que significa lograr un acuerdo. Y entre los que rodean al ex presidente Zelaya, hay otros que no son sus amigos leales, ni quieren su retorno, y sólo están interesados en utilizarlo como caballo de Troya, para lograr una Asamblea Nacional Constituyente que derogue los artículos pétreos de la Constitución de Honduras. Los cuatro candidatos a la presidencia de la república, que constituyen más del noventa por ciento de la fuerza electoral, coinciden en dos cosas: La solución está en la celebración de las elecciones generales el veintinueve de noviembre próximo; todo acuerdo deberá proponerse y lograse dentro de lo que ordena y permite la Constitución de la República.
No deben dejarse espacios para las infortunadas improvisaciones, ni rendijas para que se infiltren las propuestas destructivas. El grito de “restitución o muerte” es doblemente inexcusable; porque no debe exigirse una restitución inconstitucional, ni la alternativa debe ser la muerte.
La amnistía para los delitos políticos es comprensible, ya que el olvido tiene antecedentes en muchas naciones y se utiliza desde hace siglos. No así los delitos comunes, que no deben perdonarse, porque los delincuentes comunes, que se valen de los cargos públicos, merecen ser castigados, y porque su perdón es una invitación a que los ladrones del Estado reincidan en el latrocinio, el abuso, el peculado, la defraudación, el desfalco, el gravísimo abuso de poder, el enriquecimiento ilícito, el saqueo, la sustracción, el fraude, la depredación y otras serie de execrables plagas públicas aborrecidas por el pueblo y penadas por la ley, transgresiones que deben desaparecer para siempre y castigarse sin misericordia en todo momento.