El gran administrador
Por Fernando Luis Egaña
Fernando Luis Egaña: No podía terminar el año sin que el señor Chávez lanzara una de esas ocurrencias estrambóticas y provocadoras que tanto le caracterizan
No podía terminar el año sin que el señor Chávez lanzara una de esas ocurrencias estrambóticas y provocadoras que tanto le caracterizan. Y no me refiero a su “hipótesis” sobre la “inducción” de su cáncer — y el de otros mandatarios de la región– por medio de una tecnología secreta desarrollada por el imperio yanqui. No. Me refiero a la afirmación de que “cada día me siento mejor administrador de los recursos del país”. Expresada, por cierto, en la víspera del Día de los Inocentes…
Tal aseveración se fundamenta en un razonamiento tan falso como habilidoso: el de que la economía venezolana habría crecido el triple desde que él llegara al poder… Afirma el señor Chávez que el PIB de 1999 se situaba en 100 mil millones de dólares y que ahora se ubica en 300 mil millones. Ergo, el crecimiento económico ha sido espectacular y por tanto semejante prodigio se debe, básicamente, a sus condiciones de buen administrador.
Siguiendo esa línea de “razonamiento”, el PIB por habitante que era de 4.500 dólares en 1999 se habría incrementado a 10.000 dólares en la actualidad, y ello prueba, para usar sus propias palabras: que la economía nacional es una de las más fuertes del mundo…
Ahora bien, el cálculo de las grandes cuentas nacionales se lleva, oficialmente hablando, con base a la tasa de cambio de Bs.F 4,30 por dólar. Y ello permite inflarlas para crear una panorámica estadística harto desfasada de la realidad. De hecho, una razón principal para mantener esa tasa artificial es precisamente ésa: que sirva de sustento para unas cuentas ficticias que se avienen con la propaganda gubernativa.
Muchas de las presentaciones económicas sobre Venezuela que realizan instituciones internacionales recogen esa “versión oficial”, precisamente porque está oficialmente validada por el Estado venezolano. Pero eso es una cosa y otra es que las referidas cuentas se encuentren
Si el PIB se estimara con base a la tasa de cambio del Sitme, también oficial, de 5,3, entonces ya no sería de 300 mil millones de dólares sino de 243 mil millones. Y si se calculara en relación a la tasa implícita de bonos de Pdvsa, igualmente oficial, de 6,5, entonces sería de 198 mil millones. Pero si se calculara con base a la tasa efectiva del mercado no controlado, digamos que de Bs.F 9 por dólar, entonces el tamaño del PIB venezolano sería de 143 mil millones de dólares. De ser así, el PIB por habitante rondaría los 4.800 dólares. Apenas 300 más que hace 13 años.
En ese respecto, lo que sí debe explicarse es qué pasó con los más de mil millones de millones de dólares en ingresos fiscales, recibidos y despachados a lo largo de estos años de “revolución”, y cuya fuente principal ha sido y es la bonanza internacional de precios petroleros más prolongada de la historia, y no de la venezolana sino del mundo.
El FMI reporta que entre el 2000 y el 2010, por ejemplo, la economía de Panamá creció 80%, Trinidad y Tobago 74%, Perú 72%, República Dominicana 64%, Costa Rica 51%, Colombia 47%, y la petrolera Venezuela apenas 34%. ¿Cómo ha sido posible tan magro crecimiento en una década de caudalosos y crecientes ingresos petroleros?
Recuérdese que en la última década del siglo XX, la cesta venezolana promedió 15 dólares por barril, y a comienzos de 1999 no pasaba de los 10 dólares. Ya para diciembre de ese año se encontraba en 17 dólares y la curva ascendente llegó a colocar el precio en 180 dólares para el 2008. En la actualidad se cotiza en 100 dólares, es decir un aumento nominal de 10 veces con respecto al momento en que el señor Chávez llegó al poder.
¿Cómo puede el “administrador Chávez” justificar, así mismo, el haber recibido una deuda pública que no pasaba de US$ 25 mil millones, y haberla incrementado a US$ 150 mil millones, si no más? Y con un ritmo acelerado de crecimiento a cuenta del llamado “Fondo chino”. Después de 13 años de “excelente administración”, Venezuela tiene la tasa de inflación más alta del mundo, la percepción de desconfianza económica más alta de América Latina, y una de las más altas del planeta, y uno de los niveles de inversiones extranjeras más bajos de la región y el hemisferio.
Casi la mitad de las industrias venezolanas ha desaparecido en este período del “mejor administrador”, la producción nacional cada año disminuye, la producción agrícola viene cayendo en los renglones más importantes de la cesta alimentaria, y la gran mayoría de los alimentos que se consumen tienen que ser importados. De allí la escasez y el desabastecimiento. Han caído en 50% las exportaciones no-petroleras, y la dependencia del petróleo ha aumentado de 74 a 96%.
Las industrias básicas de Guayana, todas sin excepción, han sido vandalizadas por la corrupción y la incompetencia. Sidor produce una fracción de su producción antes de la estatización. Las empresas del aluminio están generando inmensas pérdidas, a pesar de los sustanciales precios de sus productos en los mercados internacionales. La red de nuevas “empresas socialistas” no es más que un instrumento publicitario que cuesta millardos en desfalcos.
Pdvsa ni siquiera puede cumplir la cuota de la OPEP, y la producción petrolera venezolana no ha caído más gracias al desarrollo de la Faja Petrolífera del Orinoco, que fuera concebido, aprobado, convenido, financiado e iniciado antes de que el señor Chávez empezara el primero de sus tres gobiernos. La administración de la venta de petróleo es tan idónea que a parte de la clientela (Cuba) no se le cobra, a otra (China) se le vende a mitad de precio, y sólo los clientes de Estados Unidos y Europa pagan completa la factura. Y encima, hay que importar gasolina en grandes cantidades porque las refinerías venezolanas están sumidas en una grave crisis de funcionamiento.
El administrador Chávez recibió un sistema eléctrico en buenas condiciones, que satisfacía con creces la demanda nacional y además exportaba energía a Brasil y Colombia. Después de 13 años, el sistema se encuentra canibalizado, cunden los apagones y racionamientos en casi todo el territorio nacional, y tenemos que importar electricidad. Ni el Guri se ha salvado pues lleva varios años operando con disminuida capacidad.
La infraestructura vial esta sumamente deteriorada: autopistas y carreteras, puentes y vías periféricas. El Metro de Caracas atraviesa una crisis de marca mayor. Varios aeropuertos de ciudades importantes permanecen cerrados o con un mínimo de tráfico aéreo. Los principales puertos del país también están en crisis, con resultados gravosos como la descomposición de alimentos.
Las estadísticas sociales y económicas se las maquilla intensamente por parte del INE, lo que explica que aumente el empleo en el sector privado, aunque caiga la economía, cierren empresas, y se paralice la inversión. Caso único en el mundo… Los niveles de pobreza general, oficialmente hablando, han pasado de algo más de 40% en 1998 a poco menos de 30% en el 2012… Vale decir, que aún con el maquillaje estadístico, los resultados son decepcionantes si se toma en cuenta las cantidades monumentales de ingresos recibidos y despachados.
Tan proclamada buena administración de los recursos nacionales ha convertido a Venezuela en una fábrica de violencia, en la que el número de asesinatos ha crecido de 4.500 en 1998 a cerca de 20.000 en el 2012, más de 440% de aumento, convirtiendo a la sociedad venezolana en una de las violentas del mundo. Y con prescindencia de todas las evidencias, el señor Chávez se ufana de ser un administrador excepcional, o el gran administrador del siglo XXI.
La verdad sea dicha, tiene más crédito el cuento del cáncer inducido por el imperio, que el de la fortaleza económica de Venezuela por causa de las dotes administrativas del comandante-presidente.