EN COLOMBIA NO HAY CONFLICTO ARMADO, POR FAVOR ENTIÉNDALO PRESIDENTE.
Entender la Unidad Nacional pregonada por Juan Manuel Santos, resulta cada vez más complicado, cuando ello debe ser la resultante de aceptar que las minorías electorales derrotadas en su elección resultan de buenas a primeras asumiendo e imponiendo sus tesis, de tal manera que resulta cierto lo anunciado por Luis Carlos Restrepo, el uribismo, que eligió a Santos como continuador de la Política de Defensa y Seguridad Democrática, debe hoy lamentar la pérdida de la dignidad nacional y el plegamiento a los intereses del Foro de Sao Paulo FSP y el Movimiento Bolivariano Continental MCB.
Hoy la excanciller colombiana María Emma Mejía, asume la Secretaría de UNASUR, e insisten en presentarnos ese hecho como un triunfo nacional cuando en realidad es un logro gratuito de la izquierda colombina. La citada señora fue candidata de algo del Polo Democrático Alternativo PDA, uno de cuyos componentes, el Partido Comunista Colombiano PCC, ha sido abanderado de la tesis de la ‘combinación de las formas de lucha’ que diera surgimiento a las narcoguerrillas y que tanto dolor y sufrimiento ha provocado en la patria.
No debe entenderse entonces gratuito el anuncio del presidente y la posible inclusión del llamado ‘conflicto armado’ en la populista Ley de Víctimas y el puestico en la Unasur; es la concreción del sueño comunista latinoamericano de convertirnos en la puerta de la exportación de la revolución bolivariana hasta el sur del Río Grande, como lo soñó el tirano Fidel Castro y lo plasmó en las tesis del Foro de Sao Paulo, algo a lo que los idiotas están acudiendo como abejas al panal, invocando la democracia como instrumento para construir un totalitarismo.
Si la alianza de las guerrillas de las Farc y el Eln con el narcotráfico quiere ser nuevamente ocultada, ignorada, para acoger la tesis gubernamental del conflicto armado, que por favor realicen una encuesta en los municipios afectados por la acción criminal de esos grupos, que no le digan a esos colombianos que lo perdieron todo, que era un chiste, que los ‘muchachos’ les enviaron un tatuco o un cilindro bomba y que eso no es delito, porque eso ahora es considerado una ‘expresión política’ de los ‘luchadores altruistas’ que fueron reducidos por el Ejército con exceso del uso de las armas a esa situación.
Si a la guerra jurídico-política que tantas ventajas le ha brindado el Estado a las narcoguerrillas y sus fuerzas políticas, ahora se suma el reconocimiento de una legitimidad a las narcoguerrillas, la pregunta sería ¿Para qué entonces siguen luchando una guerra que tienen perdida aunque venzan por las armas? El FSP y el MCB están alcanzando sus objetivos, no por equilibrio militar sino por trinos políticos, cosa de los nuevos mejores amigos de nuestro mandatario.
Frente a las nuevas políticas del gobierno Santos, va a quedar muy difícil explicarle a un soldado mutilado que se equivocó de lucha, o a los familiares de los caídos que ese sacrificio fue inútil, porque el enemigo que derrotó con las armas es beatificado por el poder político y que a los políticos, cuando el resultado militar les alcanza, no tienen reparo en hacer alianzas para apuntalarlo, aún cuando ese resultado signifique ignorar el sacrificio anónimo de quienes lo alcanzaron.
Volvemos 10 atrás y hay que adoptar las medidas para proteger política, jurídica y socialmente a nuestras tropas, aceptar la interpretación comunista de que ellas deben permanecer en los cuarteles mientras no exista agresión exterior, someterse además al insulto que a las Fuerzas Militares del mundo hizo el gobierno bolivariano.
Hoy que dicen ustedes de este artículo, me parece que deben retractarse pues el alto mando ya hablo y dijo que era necesario acabar con la ambigüedad del conflicto armado y ratificar que existe por el bien de las tropas.