LA CAIDA DE LOS DIOSES HONDUREÑA EN CINCO ACTOS
(O DE CÓMO EL SAINETE DE TEGUCIGALPA NO PARECE TENER FIN)
POR RICARDO ANGOSO
Aunque tenga más que ver con el Caribe que con la Italia viscotiniana, en la capital de Honduras, Tegucigalpa, se ha escenificado durante estas semanas un sainete –no da para más- digno del gran director italiano. Si en La caída de los dioses el maestro milanés nos mostraba de una forma gráfica el abrupto descenso a los infiernos de Ernst Röhm, quien había sido hasta 1934 el jefe de las Secciones de Asalto nazis y uno de los principales mentores de Adolf Hitler, en la opera bufa hondureña todavía se echa en falta el creador que nos relate las aventuras y desventuras de ese gran histrión ganado ya para la historia del esperpentismo que es Manuel Zelaya o simplemente Mel, como prefieren llamarle las turbas que todavía le apoyan y jalean en las calles hondureñas.
Primer acto: 20 de Julio, 2007. Animado por Daniel Ortega, y su sempiterna esposa Rosa Murillo, alter ego de Elena Ceausescu en versión caribeña, el presidente Zelaya decide asistir al aniversario de la llegada al poder de la muchachada sandinista en Managua, donde ya llevado de la emoción y de su súbita conversión al izquierdismo militante en su versión chavista llega a cantar “¡El pueblo unido jamás será vencido!” al lado de la verdadera ideóloga del régimen: su canciller Patricia Rodas. Ambos, llevados por la emoción y quizá el éxtasis que embarga en esta suerte de aquelarre colectivo antiimperialista y socialista, muestran al mundo las verdaderas intenciones que abrigan tras su verborrea populista, supuestamente bien intencionada y humanitaria y siempre caudillista: fundar régimen, como los sandinistas de antaño, y perpetuarse en el poder ad eternum, siguiendo los pasos de los Chávez, Correa, Castro y Ortega. Hasta ahí todo iba bien, no había nubarrones a la vista.
Segundo acto: Junio, 2009. Todas las instituciones y poderes fácticos hondureños, desde los poderes judicial y legislativo hasta las Fuerzas Armadas, pasando por los empresarios, la Iglesia católica y todas las confesiones religiosas, desautorizan por ilegal y contrario al ordenamiento constitucional el proceso por el cual Zelaya pretende introducir la denominada “cuarta urna”, que, en definitiva, pretende asegurarle la reelección, la ruptura del actual marco político hondureño y la disolución del parlamento. El verdadero golpe de Estado había sido preparado minuciosamente por Zelaya y los “patricios, como se les llama a los seguidores de Rodas, y fue frustrado el 28 de junio por las Fuerzas Armadas de Honduras en abierto y nítido consenso con el legislativo hondureño.
Tercer acto: 26 de junio. El presidente Manuel Zelaya, en un hecho impropio para alguien de su condición y actuando de una forma ilegal, irrumpe en una base militar de la fuerza aérea hondureña para hacerse por la fuerza con los materiales de la consulta electoral ya declarada ilegal por todas las instancias políticas y jurídicas del país, incluido su propio partido, el Liberal, que ya le había retirado su apoyo.
Cuarto acto: Julio, agosto y septiembre de este año. Nada más ser destituido, el presidente Zelaya comienza su “tour revolucionario” por todas las capitales más “progresistas” del mundo, reclamando el apoyo de países tan democráticos como Cuba, Nicaragua, Venezuela y Ecuador. En México causa un escándalo diplomático, mientras que en los Estados Unidos tildan de “idiota” e “irresponsable” su comportamiento. El monolítico bloque internacional zelayista comienza a hacer aguas y los espectáculos circenses del depuesto presidente comienzan a cansar a muchos, salvo al inefable Insulza que ha vendido su alma a Chávez con tal de lograr su reelección –el gran virus que se extiende por el continente; a su lado la gripe A se queda chiquita- al frente de la Organización de Estados Americanos (OEA). Capítulo aparte merece la parcial, vergonzosa y payasesca adhesión del ministro de exteriores español, Miguel Ángel Moratinos, al corillo de “trovadores”, vulgares pelotas y “aduladores” del sátrapa venezolano, Hugo Chávez, por cierto principal apoyo de Zelaya en toda esta crisis.
Quinta: 28 de septiembre, 2009. Para los que creíamos que habíamos visto todo en esta vida cuando contemplamos las cómicas imágenes del cowboy Zelaya en la frontera de Nicaragua con Honduras, arengando de una forma patética y cantinflesca a las depauperadas decenas de sus partidarios que habían osado acercarse hasta un villorrio perdido en la Nicaragua profunda para darle animo a su amado líder, el regreso a la embajada brasileña del depuesto nos proporcionó nuevos momentos de embriagante emoción cinematográfica pero también de decepcionante desesperanza hacia la especie humana en su conjunto. Reportó que el sentido del ridículo no va con Zelaya y que está dispuesto a llegar hasta el final para demostrar al mundo que es la persona políticamente más incapaz e irresponsable para desempeñar sus funciones como presidente de la república. Cada vez que habla Zelaya, Michelettí se hace más fuerte y goza de más autoridad y legitimidad. Sus videos, colocados en youtube.com, no tienen desperdicio y no dejan lugar a la duda: Zelaya constituye un caso digno para la ciencia y ha superado, con creces, al genial Louis de Funes. Infinitamente insuperable en su idiotez congénita, enhorabuena ex presidente, le espera un gran futuro en Hollywood. Su caída, ya anticipada por su rosario de errores, estaba anunciada, tan sólo había que ponerle fecha.
Continuará, el sainete parece no querer concluir y es seguro que deparará sorpresas más temprano que tarde.