Los Kirchner, vaya pareja de ladrones

La presidenta argentina se forra

Por Luis María Anson

Mario Vargas Llosa ha publicado un artículo demoledor en el diario El País. Demoledor para la presidenta de Argentina y su malvado marido. No se pueden decir más cosas en menos palabras sobre esta pareja de anticapitalistas que se han forrado el hígado. Mientras los ciudadanos argentinos que ahorraron para disfrutar de una vejez plácida contemplaban cómo la inflación volatilizaba sus reservas, dice Vargas Llosa, los Kirchner amasaban una ingente fortuna. “Héroes y mártires del capitalismo, pues. ¡Flor de pareja!”

Cristina Fernández de Kirchner suele estrechar su cuerpo recauchutado y su rostro deformado por la cirugía estética con el caudillo bufón Chávez, el pintoresco Evo de Bolivia, el correoso Correa del Ecuador o el castrista Ortega de Nicaragua. Todos ellos abominan muy justamente del capitalismo y del imperialismo. “Sus corazones son de izquierda, sólo sus bolsillos y los vestidos de doña Cristina son de derecha…”

La desvergüenza del matrimonio Kirchner deja en mantillas a nuestras historietas de Marbella o de Gürtel. Cristina y su perverso marido son unos titanes de la economía y los negocios. Gracias a la protección del alcalde de Calafate, Néstor Méndez, compraron en el año 2005 60.000 metros cuadrados a 69 céntimos de euro. Al año siguiente su visión del negocio les permitió vender ese mismo terreno a 50 euros el metro cuadrado. También en el año 2005 adquirieron 129.000 metros cuadrados más a 69 céntimos de euro. Los revendieron unos meses después a 50 y a 57 euros el metro. ¡Qué genios de las finanzas estos Kirchner

Luis María Anson
Miembro de la Real Academia Española
Director del Diario digital El Imparcia

Un comentario sobre “Los Kirchner, vaya pareja de ladrones

  1. Todo lo que se ha dicho hasta ahora sobre la desvergüenza de los Kirchner, es poco.
    Dispuestos a quedarse con TODO, a costa
    de lo que sea y mintiendo sin que se les mueva
    un pelo (en el caso de ella, de los pelos propios o
    de las costosas y cada vez más abundantes extensiones), han hecho de la Argentina un
    escenario sobre el que protagonizan un grotesco,

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