Obdulio Gaviria:”Algunas decisiones de Santos son erróneas”

José Obdulio Gaviria, ex asesor del Presidente Uribe y analista político es entrevistado por Ricardo Angoso

Opiniones

Publicado el 21.11.2010 09:21
Por Ricardo Angoso

“No hay posibilidad de llegar a acuerdos con las FARC y cada día que pasa, con más crímenes y secuestros encima de la mesa, su tiempo se les agota. Las FARC, pienso, definitivamente han perdido la batalla militar y política”
“El actual equipo del presidente Santos, más concretamente su ministro de Agricultura, está tomando algunas decisiones erróneas”
“Los liberales están imponiendo su agenda legislativa y sus cuadros se han convertido en los voceros de la política del actual gobierno”
“En Venezuela no hay una democracia real e incluso hay presos políticos.  Venezuela se convirtió en una dictadura impredecible, no lo olvidemos. También en sus relaciones exteriores”
José Obdulio ha sido hasta hace muy poco tiempo asesor del ex presidente colombiano, Álvaro Uribe, y es considerado  por sus amigos e incluso sus enemigos como el principal ideólogo del máximo mandatario colombiano.  La prestigiosa revista colombiana Semana le llegó a considerar como el “Rasputín de Uribe”. También se le considera como el “diseñador” de la denominada doctrina de “seguridad democrática”, que consiste en intensificar la lucha contra el terrorismo de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) desdeñando cualquier forma de acuerdo y el diálogo con esta organización terrorista. Fino analista y cuidado en las formas, en esta entrevista se muestra especialmente cauteloso con el nuevo inquilino de Casa de Nariño, el presidente Juan Manuel Santos.
Ricardo Angoso: ¿Qué examen hace de la crisis crónica que padece la izquierda, especialmente el Polo Democrático Alternativo?
José Obdulio Gaviria: El Polo Democrático, no lo olvidemos, es una alianza bastante artificial, pues conviene recordar que se formó a través de varias fuerzas dispares y en el mismo convergían fuerzas maoístas y comunistas, que tenían varias formas de hacer la lucha política. Pero también había ex guerrilleros que habían abandonado la  vía armada y que buscaban una forma de hacer política distinta a la violenta. Entonces, estas dos vías políticas, ex guerrilleros y partidos políticos en el sentido clásico, comenzaron a confrontarse y a tener enfrentamientos. Lo que ocurre, y no debemos olvidarlo, es que la mayoría estaba formada por los ex guerrilleros, como Gustavo Petro y Alberto Navarro, pero que sin embargo no obtienen buenos resultados electorales a diferencia de los denominados “políticos”, que sí tienen detrás una organización que les apoya y les organiza la logística electoral. Así fue posible que esta izquierda política, ya organizada, desplazará al liberalismo como alternativa, y que el debate se situará entre el uribismo versus la izquierda. Pero no fue posible que esta izquierda se vertebrase como un proyecto reflexivo y no dogmático porque tenía entre sus filas al Partido Comunista, que está claramente ligado a la guerrilla, más concretamente las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), y a la utilización del terrorismo como forma de hacer política. Las FARC es una organización que nace como brazo armado de los comunistas y eso no hay nadie que lo puede negar, así es la historia. Luego llega el triunfo del Polo en Bogotá, de la mano de Samuel Moreno, pero que acaba siendo un dardo envenado que les da la democracia: su primera administración, con Lucho Garzón al frente, fue absolutamente frívola y la segunda, corrupta. Todo eso combinado ha generado los desastrosos resultados de las pasadas elecciones y le auguró que así será en las siguientes. No tienen ningún futuro.
R.A.: ¿Qué balance hace de estos días de 100 días de Santos, hay continuidad o no?
J.O.G.: Es una política de continuidad, de confrontación con el terrorismo y no de buscar acuerdos políticos con los terroristas, que no pasa por el diálogo o las conversaciones con las FARC. Pero eso no es óbice para que no descartemos que en un futuro las FARC traten de rendirse y buscar algún tipo de beneficio político o acuerdo, es un escenario posible, desde luego. Pero cada vez los terroristas están más aislados porque el escenario internacional les es adverso y la situación en el país cambió, se les volvió muy difícil realizar sus tareas subversivas. No hay nadie ya en el mundo que justifique el terrorismo, El problema radica en que los crímenes y fechorías que han cometido son de tal magnitud que es cada vez más difícil el buscar un acuerdo político que les permita su reinserción o una forma de acuerdo; su descrédito en el país y en el exterior es total, no tienen ninguna posibilidad de justificar ya sus acciones. No hay posibilidad de llegar a acuerdos y cada día que pasa, con más crímenes y secuestros encima de la mesa, su tiempo se les agota. Las FARC, pienso, definitivamente han perdido la batalla militar y política.
R.A.: En lo social y en lo económico, ¿qué le parece la gestión de Santos?
J.O.G.: Digamos que han planteado algunos temas que son discutibles y se los voy a explicar. Yo creo que Colombia, durante los años de Uribe, basó una parte de su política en la confianza inversionista, con unas reglas de juego claras y definidas, y la cohesión social, que no es una lucha de clases en el sentido marxista, sino confiar en los agentes económicos que dinamizan las economías modernas y generan empleo e ingresos. El equipo económico de Santos, sin embargo, parece tener una imagen negativa de estos generadores de empleo, como son los empresarios, y de un aspecto que yo considero muy positivo de los últimos años, como son las llamadas zonas francas. Parece que ahora las diabolizan y las satanizan, como también hacen con las exenciones tributarias, que en el pasado fueron exitosas y crearon empleo porque les permitió a los empresarios tener más recursos. Y también otro tipo de seguridades jurídicas que ahora son puestas en tela de juicio por algunos miembros del actual equipo económico que dirige el país.
Luego, en el campo de la cohesión social, nos encontramos con un ministro, el de agricultura, que es un verdadero peligro en el campo agrícola y lleva una política que considero errónea. Este ministro practica la lucha de clases, intentando hacer creer al país que la base de la propiedadagrícola en Colombia es ilegal o fue usurpada de una forma ilícita, lo que no es cierto. Se trata de hacernos creer que la tierra fue conseguida de una forma espuria e ilegítima. También de intentar denostar el capitalismo. Nosotros, durante los años de Uribe, conseguimos que la violencia saliera de los campos y regresasen los que se habían ido, ahora eso se cuestiona y hoy el discurso del ministro de Agricultura está mas cerca de la izquierda que de esta herencia, que consiguió revitalizar y capitalizar nuestra agricultura. Lo sospechoso es que este discurso es el mismo que el del Polo Democrático, concretamente el de su representante Iván Cepeda, que siempre están denostando a los empresarios del campo y al capitalismo en general. Ese, creo yo, no es el camino.
R.A.: ¿Es cierto que hay un malestar en la derecha por algunos de los nombramientos y algunas de las decisiones tomadas por el presidente Santos?
J.O.G.: Yo creo que se pueden hacer acuerdos pero sin entregar la política, la forma de hacer las cosas en definitiva. Yo creo que la Ley de Víctimas y la Ley de Tierras responden más los intereses de los liberales que a los que realmente ganaron las últimas elecciones, no lo olvidemos. Ganó el Partido de la U, que era fiel a la herencia recibida, y nos los liberales.
R.A.: ¿En ese sentido, y sobre esta cuestión, cree que los dos partidos tradicionales, liberales y conservadores, tienen futuro?
J.O.G.: El liberalismo, que estaba desaparecido y sin electores, tal como se reveló en las últimas elecciones, está volviendo al poder de la mano de Santos. Luego la acción de Germán Vargas Lleras, el ministro del Interior de Santos, está posibilitando ese regreso del liberalismo a los círculos de poder, pese a su exiguos resultados electorales. Los liberales están imponiendo su agenda legislativa y sus cuadros se han convertido en los voceros de la política del actual gobierno. No tiene ninguna justificación este tratamiento, esta preponderancia en la vida política colombiana, pues no debemos olvidar su posición contraria con respecto a la candidatura de Santos a la presidencia y sus apuestas políticas tan contradictorias. Vargas Lleras actúa como futuro líder de los liberales e intenta fusionarlos con su antigua fuerza política, Cambio Radical.
R.A.: Pese a todo, ¿parece que las fuerzas que más peso tuvieron en las últimas elecciones, como los verdes y el Polo mismo, pasan difíciles momentos e incluso algunos auguran su desaparición?
J.O.G.: No cabe duda de que hay un planteamiento anarquista en el comportamiento político de los colombianos, en la política colombiana. Incluso se premia a la disidencia, se favorece que haya movimientos de crítica. No olvide que un presidente que tuvimos, Carlos Vargas Lleras, llegó a decir que hay que patrocinar las divisiones creadoras. Entonces, estamos en una etapa en que se descree mucho de los partidos políticos tradicionales como herramientas o instrumentos para la realización de las políticas que la gente realmente demanda. El Partido de la U, por ejemplo, consigue nueve millones de votos que provenían de el sector social que apoyaba a Uribe y después recogió Santos. Sin embargo, la paradoja es que nada más llegar al gobierno se elige como presidente del Senado a alguien que yo considero contrario a  los intereses de ese partido y de ahí viene precisamente ese descrédito de la política. Un  presidente del Senado, Armando Benedetti, que visitó a Chávez de una forma payasesca y que no representa a los que realmente le votaron.
R.A.:¿Cree que el partido de Santos, el de la U, se consolidará de cara al futuro?
J.O.G.: Todo depende del papel que quiera tomar en el mismo el ex presidente Uribe. No descarto que acabe asumiendo su liderazgo o que pase a un segundo plano, veremos.
R.A.: ¿Cómo examina la reciente “reconciliación” entre Colombia y Venezuela, más concretamente entre los presidentes Santos y Chávez?
J.O.G.: Cuando no hay análisis estructural, por ceñirme al léxico marxista, uno pierde la referencia de lo que realmente está haciendo, en lo que está trabajando. Hay momentos en la aviación en que el piloto no sabe si está al revés o boca arriba. En política pasa igual algunas veces. Y uno se hace ilusiones con la Venezuela de Chávez, que es un régimen socialista que va contra la libre empresa, contraria al respeto de la autonomía de los países y que aplica el intervencionismo, tanto en el interior contra la economía de mercado como en el exterior con el llamado internacionalismo. Eso nadie lo va a cambiar y esa línea, le aseguro, va a continuar. Cualquier arreglo con Chávez es coyuntural y no se debe buscar como algo a largo plazo, sino en el corto plazo y seguramente en el  futuro, frustrante. El optimismo, en esta relación, no tiene sentido; no va a haber ni inversiones en la frontera, ni mejoramiento en los asuntos de seguridad porque ellos ven a las FARC como sus socios políticos no como enemigos y, por último, tampoco se van a pagar las deudas que Venezuela tiene con los exportadores colombianos que han negociado con ese país.
Al ejecutivo venezolano le da igual lo que les pase a los colombianos. Chávez, lo que ocurre, es que es pragmático, quizá porque necesita a Colombia para que abastezca su exiguo mercado interno. La inversión colombiana no la quieren ni la desean, más bien la desprecian. Yo creo que lo que Santos ha hecho está bien, pero tengo mis dudas respecto a sí la ministra de Exteriores está con los pies en la tierra y conoce la realidad en profundidad, sabiendo lo que nos estamos jugando y la fragilidad de esta relación. Yo creo, sin embargo, que se puede negociar y hablar, pero eso no cambia que Chávez sigue siendo nuestro enemigo y también de las libertades. Venezuela tiene una política en que la suerte misma de la población está ligada al sistema; la desesperanza es muy grande y ya el pueblo se manifestó en contra del chavismo en las últimas elecciones, aunque Chávez ya ha dicho que no va a entregar pacíficamente el poder. En Venezuela no hay una democracia real e incluso hay presos políticos.  Venezuela se convirtió en una dictadura impredecible, no lo olvidemos. También en sus relaciones exteriores.
Ricardo Angoso

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