¿QUIEN GANO Y QUIEN PERDIO LAS ELECCIONES VASCAS?
La rotunda y contundente victoria del nacionalismo vasco en las últimas elecciones autonómicas y la escasa relevancia de los partidos considerados españolistas, aparte de la debacle de la izquierda radical (Podemos y Sumar), constituyen los principales elementos a destacar de unos comicios cruciales.
Pese a todo, los socialistas vascos siguen siendo la clave para la formación del próximo ejecutivo vasco y gobernarán con el PNV en coalición, como los últimos cuatro años.
por Ricardo Angoso
Pese a que en términos porcentuales el nacionalismo vasco (PNV y EH Bildu) no logró grandes avances, pues simplemente consiguió un punto porcentual más, pasando del 66,93% obtenido en el 2020 al 67,70% actual, la suma de escaños del “bloque” abertzale (patriota) es la más alta de su historia, logrando 54 asientos en el parlamento vasco frente a los 52 logrados en las anteriores elecciones.
El Partido Nacionalista Vasco (PNV), a pesar de conseguir 21.000 votos más con respecto a las pasadas elecciones, bajó cuatro puntos porcentuales, pasando del 39% al 35% y dejando cuatro escaños en el camino, logrando 27 diputados frente a los 31 de la otra legislatura y empatando con EH Bildu en escaños. La explicación a esta bajada en escaños aunque obtiene más votos es que la participación fue mayor y creció pero no tanto como EH Bildu.
En que atañe a EH Bildu, heredera política de la antigua Herri Batasuna y emparentada ideológicamente con la antigua banda terrorista ETA, hay que decir con claridad que fue la gran vencedora de la jornada electoral, consiguiendo los mejores resultados de su historia, con 27 diputados -seis más que en las anteriores elecciones- y pasando del 27% de los votos al 32%. En total obtuvo 122.000 votos más y se quedó a una distancia de apenas 29.000 votos del PNV, un gran éxito algo empañado porque no se produjo el esperado sorpaso a los peneuvistas.
En lo que respecta al Partido Socialista Obrero Español (PSOE), los resultados han significado una espaldarazo a su participación junto con el PNV en el ejecutivo vasco, toda vez que consigue 27.000 votos más que en las anteriores elecciones, dos diputados más a añadir a su grupo -pasando de 10 a 12- y un punto más porcentual con respecto al resultado del 2020, quedando en un modesto 14% de los votos pero decisivo para que el PNV pueda formar gobierno con una sólida mayoría de 39 diputados sobre un total de 75 en el parlamento vasco.
El Partido Popular (PP) también mejora sus resultados y escala de los seis a los siete diputados y de los 60.000 votos de los anteriores comicios a los 97.000 logrados en esta ocasión, subiendo apenas un punto porcentual -se queda en algo más del 9%- con respecto a al año 2020. Unos resultados insuficientes para un partido que ejerce la oposición y que pretende ser alternativa de gobierno a nivel nacional al PSOE. No cabe duda que las dos grandes asignaturas pendientes de la derecha española son Cataluña y el País Vasco.
Sumar, que era la primera vez que se presentaba en unas elecciones vascas pero que en teoría era el heredero histórico de lo que había sido la coalición que lideraba Podemos en el 2020, apenas ha recogido 35.000 votos de los 72.000 obtenidos en las últimas elecciones, conservando uno de los seis escaños de entonces y quedando como una fuerza irrelevante en la política vasca -apenas cosechó el 3% de los votos-. A su antiguo socio, Podemos, le fue aún peor, quedando fuera del parlamento y con 23.000 votos, lo que representa algo más del 2% de todos los sufragios emitidos.
DEBACLE ANUNCIADA DE SUMAR Y PODEMOS, MIENTRAS VOX CONSERVA SU ESCAÑO
En definitiva, la izquierda radical que quería competir con EH Bildu por ese espacio político quedó engullida por dicha fuerza y mostró su falta de madurez política nuevamente, al aparecer dividida en dos listas electorales que exhibieron en la campaña un discurso falto de gancho electoral y el de una supuesta alternativa a la fuerza radical abertzale. Entre la copia y el original, es bien sabido que el sabio elector siempre elige el original. El naufragio político de ambas formaciones estaba servido y cantado de antemano.
Luego, con respecto a la derecha más radical, Vox consiguió sobrevivir a los intentos del PP por fagocitarla y hacerla desaparecer en la escena política vasca, tal como pretendían hacer los líderes populares y nunca ocultaron en la campaña electoral. Sin embargo, a pesar de que apenas subieron 4.000 votos, pasando de 17.000 en el 2020 a los 21,000 actuales, haber sobrevivido y conservado su escaño es ya de por sí una proeza digna de mencionar. El PP debe estar que echa humo porque siempre su objetivo fue y es acaparar todo el voto desde la extrema derecha hasta el centro izquierda, estrategia en la que tuvo éxito acabando con el CDS, UPYD y Ciudadanos. ¿Tendrá éxito con Vox? El tiempo lo dirá.
Como conclusiones finales, se puede afirmar que el bando constitucionalista, conformado por el PSOE-PP-Vox, obtiene algo más de un tercio de los votos y 21 diputados, mientras que lo que considera el líder de EH Bildu, Arnaldo Otegui, el abertzale, obtiene una clara victoria y el control del legislativo vasco, con 54 diputados. Se conformará un gobierno de coalición PNV-PSOE, como en anteriores etapas, pero es más que seguro que la consulta sobre el derecho a la autodeterminación seguirá gravitando en la política vasca.
No obstante, tal como revelan los últimos sondeos y estudios de opinión, no se debe ligar este mayoritario voto nacionalista a una previsible victoria del independentismo en una consulta sobre tal cuestión, tal como también han revelado con los hechos constatados los fracasos de tal tipo de consultas en Quebec y Escocia. Ligar el voto nacionalista al independentismo es un craso error, ya que el rechazo a la independencia del País Vasco es transversal y atraviesa todos los partidos, tantos a los nacionalistas como a los constitucionalistas. Los últimos datos fiables publicados en Euskadi dicen que solamente un 33% de los vascos apoyarían la independencia de su región y ello sería, según el estudio, en función de las “circunstancias” que se dieran y un 37% claramente diría que no a iniciar ese supuesto (e incierto) proceso de autodeterminación, mientras una gran mayoría está indecisa sobre la cuestión. El éxito de EH Bildu ha sido no priorizar este asunto en esta y otras campañas y no tener prisa para llegar al poder porque, como dicen en algunos lares de las Américas, quien muestra hambre no come.