Plinio Apuleyo Mendoza en conversación con Ricardo Angoso
Publicado el 10.07.2011 12:46 |
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- Hijo del abogado Plinio Mendoza Neira, Plinio Apuleyo Mendoza es, a sus 79 años, uno de los grandes escritores y periodistas colombianos de los últimos tiempos. Testigo de excepción de los grandes acontecimientos de Europa, donde ha vivido durante décadas en varias capitales, entre ellas París, Roma y Madrid, y de su país, donde incluso llegó a conocer al asesinado caudillo Jorge Eliécer Gaitán el día de su magnicidio, Apuleyo Mendoza se nos muestra en esta entrevista como un analista avezado y dotado de un gran olfato político. Ha escrito centenares de artículos, es amigo personal de los escritores Mario Vargas Llosa y Gabriel García Márquez y ha sido galardonado con numerosos premios y menciones. También ha sido embajador de su país en Italia y Portugal. Actualmente vive en Bogotá, donde ha presentado su última novela: Entre dos aguas.
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- Ricardo Angoso: ¿Qué ha querido contar con su último libro, Entre dos aguas?
- Plinio Apuleyo: He querido reunir en este libro dos experiencias muy distintas que he tenido en mi vida; he vivido treinta años en Europa, estudie en París y luego tuve varios destinos diplomáticos en varias ciudades europeas, entre ellas Lisboa, Madrid y Roma, sin haber perdido nunca el contacto con Colombia, pero no un contacto superficial con el país, viniendo por unos días y asistiendo a actos sociales, sino viajando a la Colombia rural y profunda, que he recorrido mucho y creo que conozco muy bien. He estado en zonas muy peligrosas e incluso de guerra, donde estaba la guerrilla. Visite territorios donde ni siquiera llegaban las Fuerzas Armadas y donde quien dictaba la ley era la guerrilla. Los militares lo único que hacían era impedir que fueras hasta allí para no te secuestraran o te pasara algo. Yo, como reportero, denunciaba esas situaciones, ese estado de abandono que se vivía en grandes zonas del país, y entonces, en ese momento, ya me amenazaban directamente y mi vida corría peligro porque el ejército se veía obligado a intervenir contra la guerrilla. Tenía una inquietud, compartida por muchos escritores del país, de que la realidad latinoamericana se estaba alejando mucho de la europea; la situación que vive Colombia es muy especial y está más cerca de lo que puede suceder en el Congo.
- Así, fruto de este proceso de acercarme a esta realidad, nació esta obra. Y por eso uno de los personajes, que ha vivido siempre en Europa, se acerca a esta realidad tan especial y compleja desde su perspectiva. El otro personaje es militar, su hermano, que ha vivido siempre en Colombia. El que vive en Europa, cuando muere su hermano militar, viene hasta aquí a ver qué ha pasado, qué ha sucedido, y se encuentra esta realidad que es Colombia. Por eso el título del libro: Entre dos aguas, que vienen a ser dos realidades muy distintas de ver las cosas y entender el mundo.
- R.A.: ¿Cómo encontró a Colombia tras su regreso desde España después de vivir tantos años en Madrid?
- P.A.M.: Con mucha inquietud, primero. Luego está el problema del narcotráfico, que es muy grave, y creo que requiere nuevas soluciones, como despenalizar la droga; yo soy totalmente partidario. Esa política de que se puede combatir por medios policiales en los países donde se origina, como es el caso de Colombia, no es suficiente porque sigue siendo un negocio extraordinario que mueve mucho dinero y, entonces, el narcotráfico se encuentra con dos grandes aliados: el consumo, que es creciente en todo el mundo, y el otro, que es la geografía. La receta policial ha fracasado. Es un problema muy difícil de resolver porque Colombia tiene miles de kilómetros de selva que no están controlados porque no existe el Estado y no llega la policía. La salida de la droga hacia fuera es muy difícil de controlar. Y también está la compleja alianza que hay en esas zonas hoy entre el narcotráfico y la guerrilla, que se han convertido en aliados naturales y colaboradores en esta, digamos así, industria. La guerrilla se ha convertido en autónoma en términos financieros y tiene una potente capacidad económica. Mientras la industria del narcotráfico continúe, la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) también seguirá existiendo.
- Pero, aparte del conflicto, vivimos también el posconflicto, que reside en la difícil integración de aquellos que abandonan las armas y quieren regresar a la vida civil. Nuestro conflicto, que dura ya más de cuatro décadas, continúa y sigue presente en nuestra vida cotidiana. Además, considero que las FARC, pese a lo que se diga, no están derrotadas porque ahora combina varias formas de lucha: una es militar y otras son la política, la jurídica y la diplomática. El Estado sólo hace frente a la militar y la otra es muy efectiva, consigue a veces mejores resultados que la acción propiamente militar.
- Existe una operación en estos momentos distinta a la militar que se llama “Renacer”, que ha sido diseñada por el máximo jefe de las FARC, Cano, y que tiene una estrategia política que consiste en los milicianos bolivarianos, que son unos diez mil, y cuyo trabajo es esencialmente político, de control de la población. Incluso compran fincas con amenazas: se han acabado convirtiendo, por tanto, en un poder político y económico difícil de derrotar. Son milicianos, pero aparecen como la población civil, y el ejército no sabe bien como actuar. Luego ha habido otros errores en el manejo de la guerra, como dejar en manos de la justicia ordinaria los asuntos relativos a los militares, donde se ve siempre al uniformado como al malo de la película y es tratado casi como un delincuente; ya hay tres mil militares detenidos por ese error cometido durante el mandato de Uribe. Habrá un 10% de militares justamente detenidos, pero una parte mayoritaria es inocente, lo que ha contribuido a la desmoralización del ejército y que muchas veces evite los combates para evitar problemas con la justicia ordinaria. Tengo, con estos elementos, una visión no muy optimista acerca del momento del país, que sigue viviendo ese conflicto sin que se atisbe el final del túnel.
- También creo que Santos puede caer en el error de que se puede abrir un diálogo político con la guerrilla para cerrar el conflicto, tal como hizo de una forma desafortunada el presidente Pastrana, y abrir una nueva era de negociaciones que no dará resultados, pues como ya he dicho las FARC no están derrotadas totalmente, como algunos piensan y quizá él mismo presidente pudiera pensar. La guerrilla está renaciendo, incluso está bien dotada porque el vecindario regional, Venezuela y Ecuador, les son favorables y las toleran abiertamente. Las FARC se han infiltrado en la sociedad civil y muestran una fortaleza absoluta a través de estas infiltraciones en todos los estamentos que antes no tenía. Incluso hasta en la justicia ya están presentes, por no hablar de determinados medios, como la revista Semana.
- R.A.: ¿Comparte el análisis negativo y la decepción de algunos con respecto al primer año del presidente Juan Manuel Santos?
- P.A.M.: Santos es muy diferente a Uribe. Uribe era muy vertical y no hacía concesiones, como hizo cuando condenó a Venezuela por su connivencia con la guerrilla, mientras que Santos es muy distinto: es un hombre más político y, sobre todo, un gran jugador de póquer. Traslada esa habilidad a la política. Es un hombre muy hábil, sabe muy bien lo que se trae entre manos, y busca apoyos para lograr llevar a cabo su proyecto. Son dos formas muy distintas de concebir el poder. Creo que el único aspecto en que puede haber fallas en su proyecto es en el asunto de la seguridad, que quizá se está descuidado y porque la guerrilla está apareciendo en zonas donde antes no estaba; esa situación puede hacer creer a la gente que se está perdiendo esa batalla y que las cosas se están torciendo con respecto a la época de Uribe, que fue muy exitosa. Ese problema puede presentarse para Santos. Ahora hay asaltos, delincuencia, guerrilla, y la gente percibe que se ha descuidado la seguridad, a lo que se le viene unir la difícil situación económica que se agravó por el temporal invernal que golpeó duramente a Colombia. Finalmente, esta la corrupción que este año ha golpeado terriblemente al país; hay un divorcio entre la sociedad y el mundo político, que no está sintonizado con la sociedad civil. Yo no pertenezco ya a ningún partido político y la gente ve a los políticos con cierto desprecio; es un momento peligroso y la corrupción y el clientelismo siguen siendo dos grandes problemas del país.
- R.A.: ¿No le preocupa, en general, la salud política del continente, especialmente ante la emergencia del neopopulismo?
- P.A.M.: Me preocupa mucho. Por ejemplo, lo que ha ocurrido recientemente en Perú, con la elección de Ollanta Humala, porque estamos viendo la aparición de dos populismos, uno a la izquierda y otro a la derecha. De nada sirvió que creciera la economía, que llegaran las inversiones extranjeras, pues la gente votó finalmente por opciones populistas sin tener en cuenta estos aspectos. La gente quiere lo inmediato en todo el continente y así se explica también el fenómeno de Chávez en nuestra vecina Venezuela.
- He estado toda la vida vinculado a Venezuela y he sido testigo de cómo la gente normal, de la calle, se iba descreyendo de la política tradicional, de los partidos clásicos, como Acción Democrática o Copei. Ya no se creía en los partidos y apenas apareció un candidato distinto, como lo era Hugo Chávez, la gente abrazó esa opción y ganó. El caudillo es la respuesta al clientelismo de los partidos tradicionales; incluso Uribe fue elegido también así porque inicialmente, no lo olvidemos, era independiente y apeló a ese voto, aunque en sus orígenes era liberal. Tuvimos la suerte de que fuera Uribe y no un demagogo al estilo de Chávez o Evo Morales. Hay una crisis de lo político, un desapego de los pueblos hacia la politiquería tradicional, hacia los partidos, lo que es gravísimo porque no llega una solución, sino más bien lo contrario, como vemos en Venezuela, donde las cosas se agravan. El populismo sólo regala dinero para contentar a la gente y ganar así su voluntad política, pero no constituye una solución en sí mismo.
- R.A.: ¿No ve cada vez más un desinterés creciente por parte de Estados Unidos e incluso de Europa hacia las cuestiones de América Latina?
- P.A.M.: Estados Unidos antes tenía un mayor interés que ahora, eso está claro, aunque tampoco tengo una explicación clara de cuál es la causa por la que ha ocurrido este cambio fundamental; no tengo una respuesta a este viraje. Chávez ataca a Estados Unidos, que lo califica como el “imperio”, y los presidentes americanos ni se inmutan ni siquiera responden. Con Europa pasa lo mismo, se advierte esa lejanía.
- R.A.: ¿Qué espera, entonces, la sociedad de América Latina en estos momentos?
- P.A.M.:En Colombia, por ejemplo, el nacimiento del Partido Verde de Antanas Mockus fue visto como un signo de vitalidad, de renacimiento, y fue visto como algo ilusionante por una buena parte de la sociedad, que creyó en el proyecto y votó por su candidato presidencial. Luego la torpeza de Mockus y su discurso tan difuso contribuyeron a su hundimiento, al final de sus expectativas políticas. Hubo un rechazo hacia la forma de hacer política, pero no se tradujo en nada a nivel de calle. Uno enciende la televisión y ve los debates políticos en las instituciones y son paupérrimos, no generan ningún interés ni en el país ni en la calle. El mundo político es rechazado por casi todos los colombianos, pero tampoco se vislumbra una alternativa a esa forma de hacer política en el país, lo cual es decepcionante.
- R.A.:¿Le ha decepcionado el mandato de Obama, sobre en lo que se refiere al manejo de las relaciones internacionales?
- P.A.M.: Decepcionante, totalmente decepcionante. No se ha preocupado ni se informado absolutamente nada acerca de lo que ocurre en el continente y de los procesos que estamos viviendo; vive alejado de esta realidad. La sensación que uno tiene es que estamos abandonados a nuestra suerte, que Estados Unidos ya no tiene una política regional para estos países. Ya le digo, mi estado es de decepción total hacia Obama y su política exterior.
- R.A.: Pese a todo, América Latina sigue creciendo económicamente a un buen ritmo.
- P.A.M.: Lo político va por un lado, mientras que la cultura y la economía van por otro lado. Luego yo creo que la izquierda “vegetariana”, la que no tiene nada que ver con Chávez, ha conseguido generar riqueza y crecimiento económico, como ha pasado con Lula en Brasil. Luego está la izquierda “carnívora”, como la de Venezuela, que es un desastre y no sabe gestionar el país ni generar bienestar y riqueza para su pueblo, sino que le sume en la miseria. El continente está prosperando económicamente, pero también en la cultura notamos cambios, como por ejemplo está gran generación de escritores colombianos que está gestándose.
- Yo creo, sin embargo, que el gran problema de América Latina es que los Estados no funcionan; se hacen grandes diseños desde el poder político pero luego no se aplican con rigor las políticas que se inspiran. El diseño es perfecto, pero la realidad no porque la corrupción no deja muchas veces que se apliquen en la práctica esas políticas.
- R.A.: Quizá la explicación ese divorcio que hay entre la Colombia real y el mundo político, más concretamente su clase dirigente y la oligarquía.
- P.A.M.: Es muy posible que sea así. Pero algo grave también es que los medios de comunicación no conocen la Colombia real; muy poca gente realmente viaja por el país y sabe cómo vive la gente de la calle. No se conoce el país. La clase política se mueve quizá algo más para buscar sus apoyos y votos, pero tampoco conoce la sociedad en profundidad. Y algo más grave: los propios presidentes tampoco llegan a conocer lo que está ocurriendo en el país y muchas veces sus asesores les ocultan lo que está sucediendo, lo que ocurre en el día a día en Colombia. Incluso yo informe al presidente Uribe de algunas realidades que son desconocidas por la mayor parte de los medios de comunicación y de los políticos. Incluso se cree que la seguridad se resuelve con Leyes, cuando hacen falta acciones más efectivas y prácticas para derrotar a la guerrilla y las bandas criminales que actúan en el país. Es una creencia absolutamente colombiana y errónea creer que sólo las leyes resuelven los problemas reales.
- R.A.: ¿Cree que Colombia estará entre los países líderes del continente, como Brasil, Chile, México y Perú?
- P.A.M.: Sí, soy optimista, porque vemos que la minería, por ejemplo, está teniendo un notable desarrollo y que las inversiones extranjeras siguen llegando. Hay seguridad jurídica, además, algo que no se puede decir ni de Venezuela ni de Ecuador. Creo que sí, que estará entre los grandes que liderarán el continente. Luego si se firma el Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos se creará un clima más propicio y favorecerá aún más el comercio y la economía del país en general. Creo en lo económico, a diferencia quizá de la seguridad, sí van a tener éxito las políticas puestas en marcha por el presidente Santos.
- R.A.: ¿Parece que la oposición al presidente Santos la hacen los uribistas, es así?
- P.A.M.: También tengo esa percepción porque Santos ha buscado el apoyo de los liberales y ha hecho un viraje claro hacia la izquierda, más bien hacia el centro izquierda. Una suerte de tercera vía entre la socialdemocracia y el liberalismo económico, en donde se encontraría el Partido Liberal colombiano, que fue un enemigo feroz del presidente Uribe y de sus políticas. Uribe, además, considera que se está perdiendo terreno en lo que él consideraba como la seguridad democrática, que era una de las ideas fundamentales de su gobierno. Pero Uribe tampoco tiene partido y está muy solo; tan sólo tiene grandes amigos y el apoyo mayoritario de la sociedad, que podría estar en torno al 70%. No olvidemos que, además, como no está en el poder mucha gente prefiere arrimarse a Santos para ganar favores políticos y estar en el poder. El partido que Uribe fundara, el de la U, ahora está más con Santos porque está en el poder y tiene vocación de estar en las instituciones. Lo de la popularidad de Uribe es otro asunto complejo porque no es endosable a otro que viniera en su lugar o a sus candidatos en las elecciones locales y regionales.
- Ricardo Angoso (*)
- Periodista y politólogo español
- rangoso@hotelquintadebolivar.com
- rangoso@lecturasparaeldebate.com
- (*) Ricardo Angoso es Director de la revista Lecturas para el Debate y Coordinador General de la ONG Diálogo Europeo.