COLOMBIA TRAS URIBE
ENREVISTA A RODRIGO RIVERA
JEFE DE CAMPAÑA DE JUAN MANUEL SANTOS
Por RICARDO ANGOSO
TITULARES:
“Uribe ha sido un líder excepcional, un caudillo que ha movido todo el gobierno, impulsando numerosas tareas y cambios para el país. No hay un líder capaz de reemplazar Uribe. Nosotros, desde el principio, partíamos de esta idea y lo que pensamos es que había armar un gran equipo que fuera capaz de sustituirlo. Es lo que hemos hecho”
“Colombia va a ser firme: no vamos a renunciar a defender a los colombianos de esa lacra que es el terrorismo y vamos a continuar sin tregua con nuestra lucha contra el narcotráfico”
“Si las FARC muestran su intención de abandonar el terrorismo, nosotros mostraríamos otro talante y quizá moveríamos ficha, pero esa acción no nos pertenece a nosotros”
“Hemos logrado que el terrorismo de las FARC no sea el centro del debate en la política colombiana, como lo era antes, y que hoy los terroristas aparezcan como una fuerza residual y casi derrotada”
“No hay éxito en la lucha contra la inequidad social si no se desarrollan políticas tendentes de generar el crecimiento económico. Nuestro crecimiento en los últimos años ha sido muy débil, por debajo de los países desarrollados, y eso nos sitúa entre los países en vías de desarrollo”
“Yo creo que va a haber continuidad, no continuismo. Los que esperan que Juan Manuel Santos vaya a cambiar con respecto a lo positivo de Uribe se equivocan, pues lo fundamental y lo que ha servido no se va a cambiar, ya que no tendría sentido y sería un error”
“Ahora no hay que apagar un incendio, sino que podemos construir y situar a Colombia como una de las grandes potencias de América Latina en un mundo desarrollado y globalizado”
Considerado uno de los hombres de confianza del próximo presidente de Colombia, Rodrigo Rivera ha sido uno de los artífices de la victoria obtenida por el candidato uribista Juan Manuel Santos en las elecciones presidenciales. Procedente del liberalismo y antiguo periodista y líder político, Rivera es más que seguro que será uno de los hombres claves del próximo gobierno colombiano y una figura fundamental en la nueva era que se abre tras el 7 de agosto, cuando el presidente más popular de Colombia en las últimas décadas, Álvaro Uribe, abandone, quizá para siempre, la sede presidencial, la Casa de Nariño. Por cierto, muy a pesar de Rivera, que siempre que tuvo ocasión defendió su reelección para otro mandato.
Ricardo Angoso: ¿Qué pinta un líder como usted, que procede del liberalismo, en las filas del candidato oficial del uribismo?
Rodrigo Rivera: Hay que recordar un poco la historia, pues Santos siempre fue un liberal, inclusive manifestándolo, pero sin olvidar que la disidencia dentro del liberalismo se abrió hace tiempo y el mismo presidente Uribe es un hombre que procede del campo del Partido Liberal. Hubo una línea oficialista, histórica, que se desempeñó por un lado, mientras que un sinfín de liberales apostamos por otra estrategia y otra línea ideológica, como podría ser mi caso. Santos y Uribe tienen la misma procedencia, el liberalismo, como yo, que me considero de esa línea que disiente en cierta medida del oficialismo.
No olvidemos que, en los últimos ocho años, el país ha apagado el incendio del desorden público, de la mano del presidente Uribe, y eso requería el apoyo de todos los ciudadanos más allá de las divisiones partidistas. Era una causa de todos, en un periodo marcado por una agenda defensiva, mientras que en este nuevo periodo pasamos a una agenda ofensiva, es decir, que estamos en el momento que tenemos que poner a crecer el país y generar riqueza y empleo, derrotando a la pobreza y creciendo como las grandes economías del mundo en un contexto globalizado. Este proyecto, que hoy encabeza el candidato Juan Manuel Santos, va más allá del liberalismo y al mismo se han incorporado personas que incluso vienen del conservadurismo y de otras fuerzas, sin descartar incluso gentes que procedan de la izquierda y participen de este ánimo positivo para el país, de impulso que hoy representa el nuevo presidente.
R.A.: Había expectativas de que Mockus arrasaba, ¿cuál cree que ha sido la razón de este fracaso y de la victoria de Santos?
R.R.: Yo creo que la campaña comenzó como un duelo entre uribistas, pues todos pensábamos que aquí la lucha sería entre Juan Manuel Santos y la candidata conservadora, Noemí Sanín. Luego, más tarde, Mockus superó a Sanín y la naturaleza de la campaña cambió, pues ya el duelo se situaba entre el uribismo y el antiuribismo, aunque el candidato verde se mostraba ambiguo y no quería definirse tan claro en este aspecto. Pero luego Mockus se quitó la careta y comenzaron los ataques al presidente Uribe y también al candidato Santos. Mockus subió rápidamente. Y nosotros, claro está, nos lanzamos al contrataque sacando nuestras siglas políticas, las del Partido de la U, y la defensa de la gestión del presidente Uribe como nuestras banderas, lo que nos sirvió para de nuevo subir en las encuestas. Más del 60% de la población, no lo olvidemos, apoya la gestión del presidente Uribe; cuando la gente percibió que el candidato del actual mandatario es Santos, la tendencia electoral en las encuestas cambio a favor nuestro y en contra de Mockus, que no supo calibrar que su antiuribismo operaría en detrimento suyo. Así fue posible que al final de la campaña Mockus acabara convertido en el candidato del antiuribismo y la opinión pública comienza a clarificar quien es quien en el proceso electoral, lo que beneficia a Santos pues el candidato que mejor se identifica con las ideas del presidente Uribe.
La segunda explicación a la victoria del candidato Santos es que el candidato mejor preparado de lejos de entre todos los que se presentaban a las elecciones. Mockus es un hombre muy bien preparado y dispuesto para ser alcalde, pero no para ser el presidente de todos los colombianos. Ser alcalde es una cosa y ser presidente es otra. No presenta propuestas de presidente, sino que se ha identificado claramente como un hombre que sólo tiene ideas críticas; no tiene propuestas programáticas. También estaban sus propuestas estridentes y poco realistas, mientras que Santos sí tiene proyectos e ideas para sacar este país adelante. Tiene una gran experiencia profesional y política, ha desempeñado numerosos cargos y posee un amplio conocimiento en muchas áreas, como se ha visto en este campaña y en los debates.
Luego, y en tercer lugar, Mockus sólo tiene el talento para la crítica, pero no para el desarrollo de un programa para el país. A Santos, sin embargo, se le identificó con una idea clara: trabajo, trabajo y más trabajo para Colombia. Si a la gente sólo se ofrece críticas, es evidente que acaba votando y prefiriendo a quien tiene un programa y un proyecto político, social y económico bien definido para un país necesitado de soluciones.
R.A.:¿Lo que sí parece es que la política tradicional y los dos grandes partidos de siempre, liberales y conservadores, sufren una profunda y grave crisis, quizá antesala de su definitivo final?
R.R.: Así es, en parte. Y esto ha sido posible porque el hombre más popular del país, el presidente Uribe, que no puede ser reelegido ya de nuevo, se identificó con una formación, el Partido de la U, que es la que marca el ritmo en Colombia. Los uribistas, los hombres y mujeres de Colombia que creen en el presidente Uribe y en su legado histórico, salieron a votar en masa porque creían que había que defender la obra de uno de los hombres que más ha hecho por este país en las últimas décadas. Esta tendencia, favorable al presidente, benefició al candidato Santos, que se identificaba con este proyecto político, y explica su enorme tirón y gran éxito en las urnas.
R.A.: ¿Qué desafíos tiene encima de la mesa el presidente Santos una vez posesionado?
R.R.:El principal desafío es convertir en realidad el mandato de unidad nacional que está recibiendo de los electores. Hay que convocar a todos los partidos, incluidos los de la oposición, como los verdes y la izquierda, y a los sectores gremiales y sociales, todo ello con el fin de que seamos capaces de concretar una agenda de objetivos nacionales para los próximos años. Tenemos que ser capaces de poner en marcha un proyecto de país, de nación, y ese sería el principal desafío del próximo presidente. El segundo desafío será armar un excelente equipo de gobierno que refleje todas esas convicciones y sensibilidades políticas, que sea capaz de reflejar ese espíritu de unidad nacional al que me refería antes. Y el tercer desafío será poner en marcha una serie de propuestas legislativas necesarias para el país, pero que habrá que concretar incluso antes de la toma de posesión. En este sentido, y con respecto a estas propuestas, creo que Santos se muestra como un gran gestor y será capaz de gerenciar los grandes objetivos que la sociedad demanda en estos momentos. Además, es un hombre que se marca objetivos y tiene bien claro en que se centrará, en lo que la gente demanda para su país, como el empleo, el crecimiento económico, la creación de riqueza, la educación, la sanidad, en fin todas aquellas ideas que se identifican con su programa político para los próximos años. Yo creo que Santos es un hombre muy capaz y preparado; quiso ser el mejor candidato y lo consiguió, ahora su desafío es que querrá ser el mejor presidente y yo creo que lo conseguirá. Tiene la preparación adecuada y las suficientes capacidades para poner en marcha su proyecto para el país.
R.A.: ¿Nos vamos encontrar, dados los perfiles tan diferentes de Santos y Uribe, con mandatos muy distintos?
R.R.: Yo creo que sí. Uribe ha sido un líder excepcional, un caudillo que ha movido todo el gobierno, impulsando numerosas tareas y cambios. No hay un líder capaz de reemplazar Uribe. Nosotros, desde el principio, partíamos de esta idea y lo que pensamos es que había que armar un gran equipo que fuera capaz de sustituirlo. El talento de Juan Manuel Santos es que fue capaz de entender esa premisa fundamental y desde el principio su gran labor fue forjar un gran equipo. Hacía falta un líder pero con equipo detrás trabajando por el país. Sí, en definitiva, creo serán presidencias muy distintas, pues ambos tienen perfiles e identidades muy marcadas y diferentes. Sin embargo, el país va a consolidar las obras positivas que el presidente Uribe realizó y va encontrarse con un proyecto nuevo que es capaz de asumir lo bueno del pasado y hacer frente a los nuevos desafíos. Y lo vamos a hacer como una nación unida y cohesionada, capaz de hacer frente a los problemas que tenemos por delante, que desde luego son muchos, tanto en el orden externo como interno.
R.A.: Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia(FARC), y su apuesta por el terrorismo , siguen ahí, ¿tienen propuestas para derrotarlas?
R.R.: Hemos logrado que ese no sea el centro del debate en la política colombiana, como lo era antes, y que hoy los terroristas aparezcan como una fuerza residual y casi derrotada. También las FARC están aisladas de la sociedad y del mundo, casi al borde de la extenuación. Por primera vez en treinta años las FARC no han logrado que la campaña electoral gire en torno a ellas, eso en primer orden. Pero hay mas cosas: como por ejemplo que el diálogo sea la única vía para acabar con ellas. La política negociada como opción para acabar con ellos ya no es la única, sino que nosotros por la vía de la represión desde la Ley estamos obteniendo notables éxitos en la lucha contra las FARC. Hemos ido a por ellos a la selva, hemos liberado a los rehenes sin negociar nada. Mientras sigan instalando en la utilización del terrorismo y la violencia como instrumento de hacer política, no queda otro camino más que perseguirlos y seguir en la lucha policial con toda la intensidad que podamos. Si las FARC muestran su intención de abandonar el terrorismo, nosotros mostraríamos otro talante y quizá moveríamos ficha, pero esa acción no nos pertenece a nosotros, sino a ellos, que tienen que ser capaces de dar ese paso y abandonar definitivamente la violencia. Mientras persista la violencia, no hay nada que hacer.
R.A.: ¿Y en política exterior, tras estos años de cierto aislamiento de Colombia, qué piensan hacer?
R.R.: Santos ya ha lanzado una señal clara: no reconoce enemigos ni en la política doméstica ni en el exterior, ese mensaje es inequívoco y claro. Esperemos que se entienda bien este discurso en el exterior, en la comunidad internacional. También esperamos la colaboración de todos los países en la lucha contra el terrorismo y el narcotráfico, algo que no siempre ha ocurrido como todos sabemos. El problema es que esa confianza entre Colombia y algunos estados de la región se destruyó y ahora hay que trabajar por reconstruirla. ¿Y cómo se reconstruye? Con diplomacia, con buenas maneras, con claridad, con prudencia, pero igualmente con firmeza en las soluciones. Colombia, no obstante, también va a ser firme: no vamos a renunciar a defender a los colombianos de esa lacra que es el terrorismo y vamos a continuar sin tregua con nuestra lucha contra el narcotráfico. Necesitamos la cooperación internacional con unas metas claras y el trabajo de todos para derrotar a ambos enemigos, pero con firmeza y sin bajar la guardia. De la misma forma, vamos a defender el comercio internacional con los países vecinos pero sin romper las normas de juego, como nos ha pasado con algunos vecinos (Venezuela), y siempre defendiendo el derecho y atentos a la defensa de los intereses de los colombianos.
R.A.: ¿Qué hará el candidato Santos para luchar contra la inequidad social en Colombia, uno de los principales problemas del país?
R.R.: No hay éxito en la lucha contra la inequidad social si no se desarrollan políticas tendentes de generar el crecimiento económico. Nuestro crecimiento en los últimos años ha sido muy débil, por debajo de los países desarrollados, y eso nos sitúa entre los países en vías de desarrollo. Tenemos que ser capaces de crear una dinámica que permita a la economía colombiana crecer más del 6% anual, que es la meta del presidente Santos, y ser capaces de que esa riqueza redunde en beneficio de todos. Lo logramos en el 2007, pero fue algo excepcional. Pero tenemos que ir más allá y lograr mantener ese crecimiento durante años para que el país se desarrolle y crezca, es un trabajo de generaciones. Tenemos que dar confianza a los empresarios de fuera y de dentro, pero realizando nosotros también nuestro trabajo y modernizando el país en todos los sentidos, pues las inversiones si no se genera el marco adecuado no vienen por sí solas. Luego tenemos que ser capaces de desarrollar políticas sociales inclusivas para los más desfavorecidos y hacer que las mismas avancen. Pero ya digo, sin crecimiento económico no se puede desarrollar nada ni crear riqueza. El proyecto de Santos, pues no olvide que es economista, pasa por ese objetivo de atraer inversiones y generar más riqueza para todos. El mismo concepto de unidad nacional es un concepto económico que pasa por aprovechar bien los recursos, no perder el tiempo y desarrollar programas concretos de impulso económico. Trabajar y trabajar, y no pelear y pelear, como era antes.
R.A.: ¿Continuidad o continuismo?
R.R.: Yo creo que va a haber continuidad. Los que esperan que Juan Manuel Santos vaya a cambiar con respecto a lo positivo de Uribe se equivocan, pues lo fundamental y lo que ha servido no se va a cambiar, ya que no tendría sentido y sería un error. Vamos a mantener, por poner sólo algunos ejemplos, la exitosa política de seguridad democrática, la confianza inversionista, la cohesión social…pero vamos a ir más allá, impulsando esta política de unidad nacional y esa apuesta por la dinamización de la economía a la que ya me he referido antes. El principal objetivo de Santos es que la economía crezca y genere trabajo para todos los colombianos, derrotando al desempleo y dando la batalla contra la pobreza. Santos ya ha dicho que quiere ser recordado para la historia como el presidente del trabajo. Es decir, habrá continuidad con mejorías a todos los niveles y en muchas áreas. Hemos logrado la seguridad con el presidente Uribe, pero ahora tenemos las fuerzas y el contexto de confianza como país para poner en marcha un proyecto más ambicioso y de amplio calado en todos los campos. Ahora no hay que apagar un incendio, sino que podemos construir y situar a Colombia como una de las grandes potencias de América Latina en un mundo desarrollado y globalizado.