Rusia reconstruye su imperio a sangre y fuego

LOS VERDADEROS OBJETIVOS DE RUSIA EN LA GUERRA DE UCRANIA
 
Cada vez van quedando más claros los objetivos estratégicos de Rusia en esta guerra de agresión contra Ucrania. A continuación los detallamos descriptivamente, aunque queda mucha guerra por delante; desde luego, más de lo que lo que pensaban los estrategas del Kremlin y los objetivos pueden cambiar en función de una coyuntura desfavorable para los rusos.
 
Por Ricardo Angoso
 
Aunque el desgaste de Rusia cada día que pasa es mayor, en términos de desprestigio internacional y de proyección global de su liderazgo, pero también en costes militares y humanos, las tácticas y métodos empleados por Rusia, así como sus acciones sobre el terreno, van dejando cada vez más meridianamente claros cuáles son los verdaderos objetivos de Moscú en esta guerra. 
 
1.Aniquilar económicamente a Ucrania. Está claro que Rusia pretende destruir la estructura económica de Ucrania, tal como se está comprobando con sus ataques a objetivos civiles y económicos, así como contra sus infraestructuras, de tal forma que el país tardará años en reponerse de la guerra y reconstruir lo destruido. Los ataques a las ciudades, como han hecho las fuerzas rusas en Mariúpol, Bucha y otras urbes, están provocando graves daños a la población civil, causando numerosas víctimas, y también a la economía de las mismas. Una Ucrania devastada, piensan los estrategas del Kremlin, será un paseo militar a la hora de controlar el Donbás e iniciar el proceso de partición del país, pero el cálculo, tal como se está viendo hasta ahora, puede resultar erróneo a tenor de la numantina resistencia de los ucranianos y la llegada de importantes pertrechos militares a las fuerzas de este país procedentes de Occidente.
 
2.En la nueva guerra híbrida de Rusia contra Europa, provocar una catástrofe humanitaria para desestabilizar a la Unión Europea y al continente. Para Moscú, los civiles no cuentan en esta campaña militar y los efectos colaterales, en términos humanitarios, no tienen ninguna importancia, sino más bien lo contrario: ayudan a su objetivo último que pasa por la destrucción total de Ucrania como actor internacional. Es más, es un objetivo militar de esta guerra el provocar una catástrofe humanitaria en las fronteras de Ucrania con sus vecinos para desestabilizar la región y, de paso, a la odiada Unión Europea (UE), que tendrá que dedicar ingentes fondos y recursos humanos para paliar la crisis provocada por los rusos en su acción contra Ucrania. Cuantos más civiles ucranianos salgan del país, mejor para Rusia, que así ve consumada su acción desestabilizadora más allá del territorio ucraniano ahora en guerra.
 
3.Crear un corredor territorial desde el Donbás hasta la frontera de Ucrania con Moldavia. Si observamos un mapa de la guerra en Ucrania, veremos que ahora casi todas las acciones militares rusas se producen en la zona del Donbás y alrededores. La caída de la estratégica y portuaria ciudad de Mariúpol contribuiría a crear ese gran corredor territorial que uniría a el Donbás con la anexionada Crimea, para después, llegado el caso, atacar Odesa y alrededores para consumar el gran corredor desde esta región ahora en manos rusas hasta la frontera de Ucrania con Moldavia. Si este objetivo se cumpliera, no cabe duda que estaríamos ad portas de que el conflicto se extendiese más allá de Ucrania y el anhelo, por parte rusa, de unir a este corredor con la ocupada región de Transnistria en Moldavia -ahora en manos del XIV Ejército ruso- sería otro posible objetivo estratégico en esta guerra. Ya algunos mandos rusos han anunciado que Transnistria podría ser otro objetivo de la guerra, lo cual sería una catástrofe en términos geoestratégicos.
 
4.Controlar el mar Negro y cerrar el mar Azov a Ucrania. Desde el año 1991, en que ocurrió la implosión de la extinta Unión Soviética, Rusia ha mostrado claramente su interés por tener una salida al mar Negro y controlar militarmente un espacio que considera como suyo desde los tiempos de Catalina la Grande. Primero provocó violentamente la independencia de Abjasia, que era una región de la nueva Georgia independiente, y después reconoció la independencia de esa “república”. Los georgianos perdieron las dos guerras por intentar conquistar Abjasia, tanto en 1992 como en el 2008, y en su lugar los rusos se hicieron con el control de la misma, ocupando también la importante ciudad portuaria de Sujumi, un “balcón” estratégico ruso al mar Negro en la actualidad. 
 
Después Rusia, en el año 2014, alentaría la independencia de Crimea para, a renglón seguido, proceder a la anexión de la misma, aprovechando el vacío de poder de Ucrania en una de sus muchas crisis políticas. Ahora, si cae Mariúpol, algo que parece solo cuestión de tiempo a tenor de la desproporción de fuerzas debido a la superioridad rusa, y se crea el corredor territorial entre el Donbás y Crimea, el mar Azov quedará definitivamente cerrado a cal y canto para los ucranianos. 
 
5.La partición de Ucrania. Este un objetivo fundamental de la política exterior rusa desde el año 2014, en que se anexionó violando el derecho internacional a Crimea y provocando la secesión de los territorios del Donbás en la frontera entre Ucrania y Rusia, comenzando la guerra civil entre las fuerzas ucranianas y los separatistas de esa región. Desde entonces ha habido 14.000 víctimas mortales en esa contienda. Después, siguiendo el mismo guion que el utilizado en Crimea, Rusia reconocería la independencia del Donbás antes de ocupar una buena parte de Ucrania en la actual guerra contra dicho país. El objetivo final será dotar a esta región de una suerte de reconocimiento al estilo del que gozan las ocupadas Abjasia y Osetia del Sur en Georgia, regiones financiadas, tuteladas y apadrinadas por Moscú, que aunque no gozan del reconocimiento internacional sobreviven como entidades políticas separadas y soberanas.
 
6. Dividir a Occidente. Si algo ha conseguido Vladimir Putin en esta guerra, y refuerza la tesis que en las crisis, paradójicamente, surgen efectos no deseados, es que ha logrado por primera vez en medio siglo unir a Europa y a todo Occidente contra su brutal agresión y ocupación de Ucrania. Tanto la Unión Europea como la OTAN han estado más unidas que nunca contra la intervención rusa contra este país, incluyendo aquí al Reino Unido.
 
7.Neutralizar a la periferia. Está claro que esta guerra no solamente va contra Ucrania, sino que Rusia ya  ha expresado claramente su oposición a que países como Armenia, Georgia y Moldavia, las tres antiguas repúblicas ex soviéticas, pasen algún día a integrarse en la UE y la OTAN, las dos bestias negras del sátrapa de Moscú, Vladimir Putin.
 
En los tres casos, Rusia tiene presencia militar y así goza de capacidad de maniobra para desestabilizarlas: en Armenia desde el 2021 hay un contingente del Ejército ruso que opera como fuerza para el mantenimiento de la paz entre dicho país y Azerbaiyán en la región de Nagorno Karabah tras la humillante derrota de los armenios en una corta guerra ganada por los azeríes; Georgia fue atacada entre 1991 y 1992, tal como se explicó antes, por fuerzas secesionistas de Abjasia y Osetia del Sur, en una guerra perdida por los georgianos y que colocó a estas regiones bajo la égida de Moscú; y, finalmente, en Moldavia el XIV Ejército ruso apoyó activamente a los secesionistas de Transnistria y provocó la creación de esta entidad política no reconocida internacionalmente y separada de Moldavia. La neutralización de estos tres países, en el sentido de imponerles un veto en sus aspiraciones atlantistas y europeístas, es otro de los objetivos de Moscú en esta guerra, un objetivo que parece logrado dada la trágica experiencia ucraniana en este sentido. Nadie volverá a desafiar al oso ruso en la zona, lección aprendida para todos. 
 
Para concluir, se puede decir que Rusia, siguiendo la tradición imperial de los zares rusos de los siglos XVIII y XIX, reconstruye su imperio a base de sustraer territorios en su periferia, que considera sujeta a una suerte de doctrina de la soberanía limitada de sus vecinos, en una reactualización de la doctrina Breznev, en la que se sostenía que, en virtud de la “solidaridad socialista internacional”, la URSS tenía el derecho de intervenir en los asuntos internos de cualquier país socialista si optaba por reformas que pusieran en peligro el régimen comunista. Ahora Rusia invoca, de una forma u otra, esa misma doctrina y se cree con el derecho de intervenir en los asuntos de sus vecinos e incluso ocuparles algunos de sus territorios. Ucrania ha sido un primer paso, pero no el último, ¡atentos!

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