LA CUBANIZACIÓN DE VENEZUELA
EL MODELO VENEZOLANO MUESTRA SIGNOS DE AGOTAMIENTO ECONÓMICO E INFUNCIONALIDAD, MIENTRAS SE ENDURECE LA REPRESIÓN EN EL INTERIOR
POR RICARDO ANGOSO, 2009. (Desde San Antonio de Táchira, en la frontera colombo-venezolana)
Si uno atraviesa la frontera entre Venezuela y Colombia, observando el caótico trajín de gentes, mercancías y transportes, se da cuenta enseguida de que se está adentrando en un país que no es normal: la satrapía de Hugo Chávez. Nada más pisar suelo venezolano, se observa la militarización del país, la escasez de productos básicos en los escaparates de las tiendas y el absoluto desorden reinante. Numerosos cambistas te ofrecen, a tres veces más que el cambio oficial, bolívares por dólares; los venezolanos vienen cargados con numerosos y voluminosos pertrechos de Colombia; escasean los hoteles, restaurantes y establecimientos de servicios “habituales”, tales como oficinas de correos y teléfonos, y decenas de personas se agolpan en coches, autobuses, motos e incluso bicicletas para salir a hacer compras a Colombia. El lema de todos ellos podría ser sálvese quien pueda o el último que apague la luz. Las largas colas, que se asemejan a las de los antiguos países comunistas, le dan a la ciudad un aire tercermundista. La Venezuela de Chávez es un desastre caribeño.
Luego están las inútiles misiones chavistas, atendidas por cooperantes y médicos cubanos que a la primera de cambio se escapan a Colombia y ni por asomo quieren que les devuelvan al “paraíso” socialista del agónico castrismo. “Socialismo o muerte”, vaya redundancia si uno examina la miserable y pordiosera vida de las centenares de personas que hacen cola en uno de estos lúgubres dispensarios médicos que tienen el valor de llamarse “misión” y que se exhiben con todo lujo de detalles en el centro de San Antonio de Táchira y otras ciudades venezolanas.
Mientras la calidad de vida de los ciudadanos de a pie venezolanos se deteriora día a día, sobre todo porque los objetos elementales tan sólo se encuentran en el mercado negro y en las grandes cadenas ajenas al control del Estado y sus precios regulados, el régimen endurece sus posiciones en el interior. A la defenestración del alcalde de Caracas, elegido democráticamente por el pueblo, se le viene ahora a sumar el probable/previsible cierre de Globovisión, único canal que escapa al control del Gobierno y que ejerce la libertad de expresión sin cortapisas. Chávez, siguiendo las prácticas goebelianas, ya ha señalado y descalificado a dicho canal, prólogo del seguro cierre que le espera y punto y final a la libertad de prensa en este país ya escasamente democrático. Lo mismo hizo con la comunidad judía de Caracas: primero atizó el sentimiento antisemita, llegando a romper las relaciones con Israel, y después los “tonton macoute” del dictador hicieron el resto: arrasaron las instalaciones judías.
El régimen tiene prisa en controlar lo antes posible a la disidencia y a los medios, pues sabe que la situación interna, debido a la caída en los precios del petróleo, puede empeorar en los próximos meses y la opereta chavista se enfrente a un malestar social que se torne en irreparable e imparable. Un informe de una prestigiosa institución, la Universidad Católica Andrés Bello, señalaba que, en el año 2006, en la Venezuela chavista había dos millones más de pobres que el año 1998. Y es que, como señala el periodista venezolano Ibsen Martínez, “el petroestado venezolano, incólume en medio del “boom” que atravesamos –el más sostenido e los últimos cincuenta años-, con su secuela de despilfarro, de subsidiada ineptitud y de corrupción, es, quizá mucho más que el imperialismo yanqui, el verdadero enemigo que acecha el futuro de Hugo Chávez. ¿Podían haber sido las cosas de otro modo?”.
¿HACIA UNA DICTADURA SIN ATADURAS DEMOCRÁTICAS?
Chávez ha introducido en los últimos meses la censura, ha colocado asesores cubanos en todos los órdenes de la vida, ha amedrentado y amenazado a la oposición y ha dado un giro retóricamente izquierdista a su revolución, aunque todo el mundo sabe que a la sombra del poder ha emergido una casta voraz y corrupta que han hecho del chavismo un modus vivendi que les permite gozar y disfrutar de todo aquello que al pueblo llano les es negado. Su discurso vacuo y encendido, plagado de territorios comunes que utiliza el sátrapa en su Aló Presidente cada domingo, choca brutalmente con la excentricidad de sus lujos y caprichos; la venta de coches de lujo importados aumento un 30% en los últimos tres años en Venezuela y la mayoría de los miembros del ejecutivo visten y lucen zapatos, trajes y corbatas de marca importadas, como Louis Vutton, Gucci y Armani, por citar tan sólo algunas. Mucha perorata anticapitalista para engañar a los ilusos, mientras que ellos viven, desde luego, en su peculiar “paraíso socialista”.
“Muchos advierten hoy también, en el acentuado aumento del consumo conspicuo en Venezuela, el nacimiento de una nueva casta de millonarios contratisas asociada al gasto público: la llamada “boliburguesía”: los nuevos ricos bolivarianos que han hecho saltar las ventas de los autos de lujo importados”, seguía señalando Ibsen Martínez.
La corrupción, el nepotismo, el abuso de autoridad y el descarado clientelismo a cargo de las arcas del Estado y con fines políticos, junto a otras lacras, están al orden del día en la Venezuela de hoy, cuyo principal emblema de este estado de cosas es el omnímodo poder acaparado por la familia chávez en estos años de férreo control absoluto de todas las palancas del Estado y la administración. Los Chávez tienen cargos, controlan negocios, venden influencias, acaparan dadivas y prebendas…¿quién da más?
Luego la cubanización avanza, obvio, tal como señala el periodista Freddy Núñez en el periódico Tal Cual: “La presencia de "asesores" cubanos que todos sabemos integran el tristemente célebre G2, pilar clave de la dictadura de 50 años de los hermanos Castro, y la actuación de estos en todas las áreas de la vida nacional, incluyendo a la Fuerza Armada, compromete la seguridad del Estado. Que Hugo Chávez promueva la injerencia grosera y descarada en los asuntos internos del país por parte de Cuba, constituye una violación a la Constitución Nacional en todas y cada una de sus partes.”
Así, y para concluir, nada induce a pensar que los próximos meses vayan a ser mejores y que la situacion cambie. Más bien lo contrario: la persistente y desestabilizadora estrategia chavista en el continente está dando sus frutos y el régimen ya cuenta con el apoyo de Bolivia, Cuba, Ecuador y Nicaragua en esta zona del mundo. Honduras, inmersa ahora en un proceso de normalización democrática tras los últimos desatinos de Zelaya, parece alejarse del bloque populista-izquierdista, que no duda en apoyar la violencia y tartar de legitimar por la vía electoral el autoritarismo en alza. Chávez, que por ahora tuvo suerte en sus planes continentales, trata de consumar y consolidar su proyecto autoritario ya liberado de ataduras políticas, sociales y morales. Por ahora, los restos de la antaño potente y ahora dinamitada sociedad civil venezolana se resisten a morir bajo las botas del autoritarismo populista y manipulador de Chávez, aunque sus posibilidades de éxito en el corto plazo son remotas, tal como se vio en el pasado y cuando tuvo que medirse frente a un poder politico que no escatima todos los medios a su alcance, incluso el ejército y la administración, en un lucha desigual e injusta. La batalla no ha hecho más que comenzar y el combate sera largo.