Vox, caballo de Troya de Trump y Putin en España

 

Vox: el caballo de Troya de Trump en España

Un partido extranjero infiltrado para destruir la democracia y someter a España a los intereses de la ultraderecha estadounidense

Abascal y Trump, en la imagen facilitada por Vox.

 

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Vox no es un partido político español. No en el sentido real de la palabra. Su agenda, su financiación y sus lealtades están fuera de nuestras fronteras. Se trata de una fuerza de falsa bandera, un grupo político que, disfrazado de defensor de la soberanía nacional, trabaja para desmantelar la democracia española y convertir a España en un satélite de la extrema derecha trumpistaSantiago Abascal y su partido no defienden los intereses de los españoles, sino los de Donald Trump y sus aliados ultraconservadores.

Las pruebas de esta sumisión son cada vez más evidentes. Recientemente, Abascal viajó a Washington para mostrar su absoluta lealtad al presidente de los Estados Unidos. En un discurso en español, dejó claro que Vox no es más que una extensión del trumpismo en Europa, un peón en la estrategia global de la ultraderecha internacional para debilitar la Unión Europea y fortalecer a líderes como Vladimir Putin.

Vox y su servilismo a Trump: un peligro para España

Las políticas de Trump han sido especialmente perjudiciales para España. Su proteccionismo ha impuesto aranceles que golpean a nuestros agricultores y bodegueros, perjudicando a un sector clave de nuestra economía. Sin embargo, en lugar de defender a los productores españoles, Vox se pliega a las órdenes del presidente estadounidense, sin una sola palabra en contra de estas políticas que dañan a nuestros trabajadores y empresarios.

Este servilismo no es casualidad. Vox ha recibido apoyo financiero y logístico de grupos de presión de ultraderecha en Estados Unidos, incluyendo think tanks y fundaciones que buscan expandir la agenda trumpista en Europa. La estrategia es clara: utilizar a Vox como un ariete para desestabilizar la política española y socavar la democracia desde dentro.

Un partido sin rumbo: el pollo descabezado de la política española

Lejos de ofrecer un proyecto coherente para España, Vox se ha convertido en un partido sin dirección, más preocupado por imitar las conspiraciones de la extrema derecha estadounidense que por resolver los problemas reales de los españoles. Desde la negación del cambio climático hasta la demonización de los inmigrantes, su discurso es una copia calcada del trumpismo, adaptada con torpeza a la realidad española.

La falta de liderazgo dentro de la formación es evidente. Mientras Abascal sigue a pies juntillas los dictados de la ultraderecha norteamericana, Vox sigue adelante con su estrategia de sumisión total. Cuando Trump atacó a Europa y minimizó la invasión rusa, Abascal no solo guardó silencio, sino que adoptó la nueva línea de su líder extranjero. Este alineamiento ha generado fisuras dentro de la formación, pero el control férreo que mantiene su cúpula impide cualquier disidencia pública. No obstante, Javier Ortega Smith ha comenzado a marcar distancias con Abascal, mostrando públicamente su desacuerdo con el rumbo que ha tomado Vox y su alineación absoluta con el trumpismo.

Un partido que traiciona a España en todos los frentes

La retórica patriótica de Vox es una farsa. Si de verdad defendieran a España, no aplaudirían medidas que perjudican nuestra economía ni seguirían ciegamente las instrucciones de un político extranjero. Su apoyo a los aranceles de Trump contra los productos españoles, su respaldo implícito a Putin y su desprecio por la Unión Europea demuestran que su verdadero objetivo no es fortalecer a España, sino debilitarla para someterla a intereses ajenos.

El Partido Popular ha encontrado en esta incoherencia una oportunidad para recuperar votantes conservadores desencantados con Vox. La estrategia de Feijóo consiste en evidenciar la sumisión de Abascal a Trump y presentar al PP como el único partido de derecha verdaderamente comprometido con la defensa de España.

El desenlace: un Vox sin rumbo y cada vez más aislado

El seguidismo de Vox hacia Trump lo ha convertido en un partido errático, incapaz de defender con coherencia los intereses nacionales. Su discurso cada vez más radicalizado y alejado de la realidad española está generando grietas internas y desconfianza entre sus propios votantes.

Mientras tanto, en el PP celebran haber encontrado “la grieta” que podría debilitar a su competidor ultraderechista. Feijóo y su equipo han comenzado a explotar esta contradicción, recordando que Vox ya no defiende la soberanía nacional, sino la agenda de un político extranjero.

El tiempo dirá si Vox consigue recomponerse o si su servilismo a Trump terminará por convertirlo en un partido irrelevante. Lo que está claro es que, lejos de ser una formación patriótica, Vox es una marioneta de la extrema derecha estadounidense, un peligro para la democracia y un obstáculo para el progreso de España.

En política, las máscaras no duran para siempre. Y la de Vox, como partido supuestamente defensor de España, está empezando a caerse.

 

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