Zapatero lleva al PSOE al abismo

ELECCIONES EN ESPAÑA: PAISAJE DESPUES DE LA BATALLA ELECTORAL

POR RICARDO ANGOSO

Tal como vaticinaban todos los sondeos y estudios previos a las elecciones, el Partido Popular (PP) ha ganado las elecciones autonómicas y locales en España. Tras casi ocho años de gobierno socialista presidido por José Luis Rodríguez Zapatero, millones de ciudadanos han emitido su juicio de valor acerca de la política llevada a cabo por este ejecutivo y han castigado, muy duramente, todo hay que decirlo, a los candidatos que presentaba el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) en casi todas las circunscripciones electorales.

La pésima gestión económica, con sus secuelas de alto desempleo y destrucción del tejido productivo de España, ha provocado este auténtico tsunami político que tendrá consecuencias más allá del ámbito local y regional. Los diez puntos porcentuales de diferencia que separan al PP del PSOE no parecen reversibles de cara a las próximas elecciones generales, a celebrar supuestamente en el próximo año tal como ha anunciado el derrotado y abatido presidente del ejecutivo.

El PP, con el 37% de los votos, ha consolidado una sólida base desde la que afrontar los próximos comicios, mientras que el PSOE aparece dividido, sin candidato todavía designado, con una militancia desmoralizada tras la debacle y un electorado desmovilizado que está dispuesto a hacerle pagar a Zapatero sus errores y su escasa capacidad de gestión de la crisis económica. Los socialistas, salvo a que ocurra algo relevante en los próximos meses, lo tienen realmente difícil para remontar en la próxima batalla, sea quien sea el candidato que los represente. Los cinco millones de desempleados son una losa difícil de digerir por la sociedad española.

LOS GANADORES DEL 22-M

Aparte del PP, en esta jornada electoral del 22-M ha habido otros ganadores claros: la escisión del PP Foro de Asturias del ex ministro Francisco Alvarez Cascos, que ha obtenido el primer puesto en esta región del norte de España; el partido proetarra recientemente creado, Bildu, que obtiene más de un millar de concejales y casi se acerca en votos al PNV en el País Vasco; el partido regional Unión del Pueblo Navarro que, a pesar de su ruptura con el PP, consigue unos excelentes resultados y se convierte en líder en su comunidad; y, finalmente, la federación nacionalista catalana Convergencia i Unió, que consigue arrebatar al PSOE la emblemática alcaldía de Barcelona que había mantenido como un feudo inexpugnable durante 31 años. Los partidos nacionalistas y regionalistas serán la llave para decidir quien gobierna en Aragón, Asturias, Canarias y Navarra.

En lo que respecta a la izquierda, los ex comunistas de Izquierda Unida (IU) obtienen unos resultados relativamente positivos, aunque modestos, pues no capitalizan la amplia derrota del PSOE y no consiguen retener la alcaldía de Córdoba, la única capital de provincias en la que gobernaban desde hace lustros. En lo que es el ámbito regional, sólo serán llave en Extremadura y quizá en Navarra, lo cual documenta la pobreza de sus resultados y su escaso valor político de cara a futuras alianzas. Luego está Unión Progreso y Democracia, que pese a su triunfalismo en la noche electoral consigue sólo tímidos avances, y que con los resultados en la mano se puede afirmar que se está convirtiendo en un partido regional, pues su mayor caudal electoral sigue estando en Madrid ciudad y región. Fuera de Madrid, su espacio es casi nulo.

Para los populares, estas elecciones sirven para consolidar y proyectar el liderazgo de Marino Rajoy, discutido incluso dentro de su partido por algunos, y para posicionarlo claramente de cara a los próximos comicios como un cartel que juega ya a caballo ganador; casi con toda seguridad será el próximo inquilino del Palacio de la Moncloa salvo que ocurriera una hecatombe. Con un colchón de casi un 40% de los sufragios, mientras el PSOE seguirá hundiéndose si la economía no remonta, el PP ganará casi con toda seguridad las próximas elecciones generales.

Mientras que para los socialistas, seguramente, esta noche ha sido una de las más amargas de toda su vida. Han obtenido unos resultados penosos, casi al borde de la catástrofe, un escenario que debería abrir un periodo de reflexión, análisis y estudio, pues en estas condiciones quizá se abra una larga etapa de dominio popular y una larga travesía del desierto que puede llevar a la agonía, tal como le ha ocurrido a los socialistas franceses. ¿Serán capaces de reaccionar?

No olvidemos que en esta noche del 22-M los socialistas han perdido algunas regiones y ciudades que hasta ahora eran indiscutiblemente socialistas, como es el caso de la ya citada Barcelona, la capital andaluza, Sevilla, el Principado de Asturias, la comunidad de Castilla La Mancha y casi todas las grandes capitales, mostrando que el voto urbano ha girado hacia el centro derecha y ha abandonado a la izquierda. Incluso en Zaragoza, aunque la izquierda tiene mayoría en el consistorio, han recibido un varapalo inesperado. Como muestra, el PSOE obtendrá tan sólo cinco alcaldes en grandes capitales españolas, mientras el PP sobrepasará las cuarenta. Se puede decir que España se acostó socialista el sábado y se levantó popular el domingo. Un cambio sin precedentes.

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