Zelaya, el verdadero golpista

ENTREVISTA A RAMÓN CUSTODIO,

COMISIONADO NACIONAL DE DERECHOS HUMANOS DE HONDURAS:

“Zelaya actuaba al margen de la Ley y la Constitución”

“La comunidad internacional condena a Honduras, mientras calla en el caso de las violaciones de Derechos Humanos en Venezuela”

“Queremos retornar a la normalidad pero sin injerencias externas”

Por RICARDO ANGOSO

TEGUCIGALPA

Ramón Custodio es una de las cuatro personas que han sido incluidas por Estados Unidos en una lista de dirigentes hondureños a los que se le retira la visa norteamericana por haber apoyado el reciente cambio político acaecido en Honduras. Activista de larga trayectoria en el campo de los Derechos Humanos, donde se jugó la vida para defender a los perseguidos y desaparecidos por los escuadrones de la muerte en los años ochenta, hoy es acusado de “golpista” por sus adversarios zelayistas. En esta entrevista, realizada en exclusiva para EL MUNDO, rebate dichas acusaciones y sostiene que el verdadero golpista fue Zelaya, que se puso al margen de la Ley y la Constitución hondureñas.

-¿Qué opina de las críticas que se han vertido contra Honduras tras los acontecimientos del 28 de junio, más concretamente del informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, en el sentido de que se han producido graves violaciones en los últimos dos meses?
Hemos dado ya una respuesta en forma de documento al susosdicho informe y lo hemos presentado a la sociedad. Hemos trabajado muy duro en los últimos años en este aspecto y le aseguro que buena parte de estas acusaciones no se ajustan a la realidad. Provengo del activismo en la sociedad civil, pero ahora como funcionario del Estado hondureño procuro ajustarme a los hechos, a la realidad. Se hablo de cinco desapariciones inicialmente, pero cuatro quedaron esclarecidas casi inmediatamente y trabajamos en esclarecer todos aquellos episodios que figuran en estas acusaciones. Se acusó sin argumentos ni pruebas. Ni siquiera se nos escuchó.

-¿Qué ha ocurrido desde el 28 de junio?
Hubo un ciudadano, que era presidente de la República (Zelaya), que no se ajustó a sus obligaciones políticas y constitucionales. Estaba fuera de la Ley y de la realidad. Nada más. Afirmar que ha habido centenares de muertos es falso y no se ajusta, por supuesto, a lo que verdaderamente ha ocurrido en Honduras. Ha habido en estos dos meses tres muertos en las protestas, esa es la verdadera cifra. Y la causa ha sido por la violencia y la virulencia de algunas de estas protestas, que incluso atacaron transportes escolares y objetivos civiles. Nuestra Constitución prohíbe la utilización de la violencia en las protestas, no son legítimas constitucionalmente hablando. Yo, desde luego, no puedo avalar ni aceptar la naturaleza violenta de las protestas de un sector social que está hoy en la calle utilizando los peores medios, incluso atacando medios de comunicación, instituciones y edificios de carácter civil.

-¿Cómo examina los recientes acontecimientos después de tantos años de lucha a favor de los Derechos Humanos? Fui rebelde con causa, luchando en pro de los Derechos Humanos. Tuvimos que hacer enormes esfuerzos en los años 80 porque se respetaran estos valores e incluso nos jugamos la vida por defender los mismos. Teníamos la gran oportunidad de defender los Derechos Humanos con la Constitución de la República de Honduras en la mano, que garantizaba el respeto a estos valores y principios sustentados en la Declaración de los Derechos del Hombre y los Tratados Internacionales de los que Honduras es signataria. Había escuadrones de la muerte, se producían violaciones de los Derechos Humanos constantemente, era un clima muy difícil e incluso hostil. Hoy, las cosas son muy distintas, pues nos encontramos con una oposición que no renuncia a la violencia y utiliza todos los medios para defender sus posiciones, de una forma claramente inadmisible y poco dialogante. Sus posiciones quedan deslegitimadas por los medios que utilizan.

-Pese a todo, Honduras se encuentra muy aislada, ¿qué reflexión hace de esta soledad de su país ante la comunidad internacional? Los pueblos del mundo tienen doble rasero, los negocios cuentan más que los intereses humanos. Se toman decisiones más en consonancia con los intereses económicos que con los derechos de los pueblos. Se antepone el dinero a los valores democráticos y a los Derechos Humanos; la situación actual de Honduras, abandonada por todos, es una buena muestra de ese cinismo de la comunidad internacional, que por ejemplo se niega a condenar a Venezuela que se encamina hacia el totalitarismo. El dinero venezolano cuenta más que las violaciones de Derechos Humanos que se suceden en ese país.

-¿Cree que las elecciones generales, locales y presidenciales convocadas para noviembre son la salida política a la actual crisis? El proceso electoral comenzó el año pasado y responde a las demandas y tiempos de nuestro sistema político y constitucional. Incluso las avaló la Organización de Estados Americanos (OEA) en su momento, que ahora dice que no son válidas. El Tribunal Supremo Electoral se creó y conformó de acuerdo a nuestras Leyes. Hay quienes quieren alterar la naturaleza del mismo y se inmiscuyen en asuntos de los que no saben o que desconocen, como el ministro de Exteriores de España, Miguel Angel Moratinos. Y nos amenazan con que las elecciones no tendrán validez, volviendo al espíritu colonial, e incluso restando legitimidad a las decisiones que los hondureños vamos a tomar en dichos comicios. Entonces, ¿quién tiene la legitimidad?

Las elecciones son parte de la solución del problema, se inscriben en un proceso de normalización política y constitucional del país. Queremos retornar a la normalidad, a la legalidad, pero sin injerencias externas y sin abandonar el espíritu de respeto constitucional al que estamos obligados. Luego está el ambiente de contaminación ambiental del mundo en lo político, desconociendo los antecedentes de lo que ha sucedido aquí y que tiene una complejidad que requiere un análisis más complejo.

-¿Cómo ha sido posible que se haya llegado a esta situación, a este punto muerto entre las dos partes y al fracaso de las conversaciones acerca del Plan de Arias? Hay un dicho chino que asegura que ni el dinero ni el poder arruinan a una persona, pero que cuando alguien posee ambas cosas se revela en profundidad que clase de persona es. Así ha ocurrido con Zelaya. Enfermó con el poder, se hizo un ser enfermizo y obsesivo, sin ningún contacto con la realidad y absolutamente desorientado, tal como se vio en los últimos meses del ejercicio de su corrupto gobierno. Se creyó infalible, no escuchaba a nadie y era impermeable a las críticas. Vivía en un constante desafío a las instituciones y permanentemente en guardia.

Luego está el asunto de la corrupción, algo en lo que no transijo ni transigiré. El poder siempre corrompe, pero si es absoluto corrompe absolutamente, tal como le sucedió a Zelaya. No había presupuesto de la Nación, sino que el dinero del país se gastaba caprichosamente sin ningún control. Todo era un fraude, hasta su discurso social, pues no hizo nada realmente por los más desfavorecidos. No hubo política social, ni grandes avances, sino un caos total bajo el envoltorio de la corrupción y una supuesta retórica socializante.

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