ENTREVISTA A MARIO FORTÍN, EX CANCILLER DE LA REPÚBLICA DE HONDURAS Y LOGISTA DEL PARTIDO NACIONALISTA:
Mario Fortín Midence es, a sus 55 años, uno de los políticos más conocidos de Honduras y uno de los hombres que mejor conoce al nuevo presidente electo, Pepe Lobo. Organizador y estratega de su partido, el nacionalista, Fortín conoce a la perfección los entresijos y vericuetos por los que discurre la vida política hondureña, donde alcanzó altas responsabilidades, como por ejemplo Canciller de la república antes de que llegará el “huracán” Zelaya, que destruyó toda posibilidad de consolidar una democracia sólida y respetuosa con las Leyes de la República. Precisamente el trabajo que le aguarda al nuevo presidente. En esta entrevista, realizada la misma noche electoral, se muestra firme y rotundo:”Los zelayistas no tienen ningún futuro, su apuesta izquierdista no tiene cabida en la sociedad hondureña”.
Ricardo Angoso: ¿Qué espera del nuevo gobierno recientemente elegido por los hondureños? ¿Qué han significado las últimas elecciones generales celebradas en su país?
Mario Fortín: Estas elecciones significan tres cosas: la autodeterminación de pueblo hondureño, que por primera vez rige su propio destino sin intromisiones externas y sin presiones de nadie; un plebiscito que se ejecuta para que el pueblo decida si quiere o no un sistema democrático y, en tercer lugar, el pueblo libremente ha elegido a sus representantes y a su nuevo presidente. Hemos tomado el rumbo de nuestro propio destino y hemos hablado como se habla en democracia: a través de las urnas.
R.A.: Las cosas han cambiado mucho para Honduras en estos tiempos, ¿qué espera Honduras de la comunidad internacional?
M.F.: Nosotros esperamos que las relaciones con la comunidad internacional se normalices paulatinamente y que el país se reintegre en la sociedad internacional. Nos gustaría que este proceso se realizase en el menor plazo posible y que la normalidad regrese pronto; ese es nuestro objetivo y que estas relaciones estén basadas en el respeto mutuo, aparte de que deben ser serias y sin condicionamientos previos. Honduras ha sido un país muy claro y no aceptamos intromisiones externas, aquí nadie va a venir a imponernos su modelo político. No aceptamos que nos impongan decisiones desde fuera y apostamos por reivindicar en el mundo nuestro propio camino.
R.A.:¿Qué desafíos se encontrará encima de la mesa el nuevo presidente?
M.F.:Uno de los principales desafíos que tiene el presidente electo Lobo es reconciliar a la familia hondureña. La sociedad hondureña se ha dispersado y se ha producido un alejamiento constatado dentro de la familia; hay que volver al diálogo, a reencontrarnos y que todos los sectores den a entender cuáles son sus anhelos de cara al futuro. El nuevo presidente, en este sentido, debe convertirse en el presidente de todos los hondureños y dar las respuestas que la sociedad requiere. Vivimos, en este sentido, un momento muy importante. No debe ser un presidente de partido, sino de todo el país, tiene que estar a la altura de las circunstancias difíciles que hemos vivido.
R.A.: ¿No cree que Honduras se ha quedado muy sola y aislada en América Latina tras los acontecimientos vividos e incluso después de unas elecciones no reconocidas por la mayor parte de sus vecinos?
M.F.: Honduras va a quedar con unas relaciones maltrechas con los países del ALBA, los de la órbita chavista, eso está meridianamente claro, pero no con todos, algunos ya comienzan a recular y seguramente cambiarán. Ya ha comenzado a reinar la sensatez y algunos países han reconocido el proceso, por ejemplo, países como Colombia, Perú y otros que ya están mostrando una percepción, lo que viene a demostrar que América Latina no es una realidad homogénea, sino plural. Centroamérica se muestra, sin embargo, fracturada; se han producido muchas heridas y tensiones entre nosotros y hará falta un gran trabajo diplomático para superar la crisis. No obstante, el nuevo presidente ya está trabajando para superar la crisis y en estos días, incluso, ha matenido un diálogo muy fructífero y constructivo con el presidente salvadoreño. Caminamos por la buena dirección, creo. Y esperemos que ese diálogo se profundice y sea capaz de resolver los contenciosos pendientes con todos nuestros vecinos.
R.A.: ¿Y Estados Unidos, cómo examina esa relación que en un principio fue muy tensa tras el cambio político?
M.F.:Los Estados Unidos ya han anunciado que están dispuestos a hacer borrón y cuenta nueva y empezar desde cero. Habrá cambios. Y en lo que respecta a Europa, también será un trabajo de mucha perseverancia y de muchos contactos con todos los actores de la sociedad europea, desde todos los ámbitos y para restablecer los niveles de confianza que teníamos anteriormente. En los dos casos, el diálogo será una pieza fundamental para restablecer la confianza entre las partes.
R.A.: ¿Qué futuro político le ve al ex presidente Zelaya y a sus partidarios?
M.F.: El futuro de ellos es la nada. Un grupo muy concreto se hizo con el Partido Liberal y traicionaron el ideario y el programa de esta formación política, virando hacia una izquierda radical que no respondía a los anhelos del país. Nuevamente, esta izquierda sigue ahí, pero no tiene carta de identidad en el pueblo hondureño y su representación electoral, contada en votos, es mínima, en definitiva, no representan a la sociedad hondureña. La izquierda era una minoría y quiso convertirse en mayoría, pero no lograron. Pero será necesario restablecer el diálogo con todos, incluido Zelaya, pero sin exclusiones, porque si se producen exclusiones no dará los resultados que la sociedad hondureña exige en estos momentos. Habría problemas en el futuro. Tiene que ser un diálogo profundo que implique todos los campos, pero también que fructifique en la reconciliación nacional, que debe ser un esfuerzo colectivo de todos los hondureños.
R.A.: ¿Cree que las heridas que hay tan profundas en la sociedad hondureña se cicatrizarán?
M.F.: No lo dudo, los hondureños somos por tradición un pueblo muy abierto al diálogo y ya hemos mostrado en el pasado nuestra capacidad para superar otras crisis políticas, aunque quizá no tan graves como la que hemos vivido en los últimos meses. Pero somos capaces de superar los problemas y de que las heridas cicatricen rápidamente sin rencor.
R.A.: Parece que los grandes vencedores de todo lo ocurrido hasta ahora son los nacionalistas del recién elegido presidente Lobo, ¿no es así?
M.F.: Creo que sí, al menos así lo han mostrado las urnas. Los liberales tendrán que recomponerse y la izquierda, creo, que tendrá que hacer una reflexión. Se reconfigurará el panorama político, ese es el único escenario previsible de cara al futuro. Luego estas elecciones han dado una oportunidad para salir de la crisis política, que por cierto ha coincidido con la crisis financiera internacional y que provocó más daños añadidos. Hemos vivido un año de convulsión política y crisis económica, dos grandes desafíos que aguardan al futuro presidente. Pero ha señales optimistas: por ejemplo, la ilusión de los jóvenes por participar en el proceso electoral y eso latía en las calles, en las universidades, en los auditorios…El país estaba expectante y lo importante es que el pueblo ha votado y se ha manifestado por salir de la crisis.