ENTREVISTA A RAMÓN VELAZQUEZ NAZAR,
VICEPRESIDENTE DEL CONGRESO NACIONAL DE LA REPÚBLICA DE HONDURAS Y LÍDER DEL PARTIDO DEMÓCRATA CRISTIANO HONDUREÑO:
“ZELAYA YA ES HISTORIA”
“EL VERDADERO GOLPE ESTABA PREVISTO PARA EL 29 DE JUNIO, DISOLVIENDO EL PARLAMENTO HONDUREÑO”
“LA CORRUPCIÓN HABÍA CARCOMIDO EL PAÍS”
“LA COMUNIDAD INTERNACIONAL CONOCÍA LOS PLANES DE ZELAYA”
Las imágenes de Ramón Velázquez Nazar siendo agredido, vapuleado y zarandeado por un grupo de seguidores del ex presidente hondureño Manuel Zelaya dieron la vuelta al mundo (ver video:http://www.youtube.com/watch?v=k7a5Z44mVvg), y mostraron a las claras la naturaleza violenta de las turbas que defienden el regreso del ex mandatario. Afán de venganza y revancha, nada más les mueve. Pese a todo, este curtido y veterano dirigente demócrata cristiano quiere quitar hierro al incidente y sigue defendiendo la vía democrática y constitucional para un país que vive entre la esperanza y la incertidumbre, entre el despertar democrático y el aislamiento internacional, tras el proceso de cambio político vivido el pasado mes de junio.
-¿Qué posiciones adoptó durante los sucesos que acaecieron el pasado mes de junio?
Ha habido un apoyo masivo de toda la sociedad hondureña al cambio, desde todos los sectores sociales, políticos y económicos. Se puede decir, sin ningún género de dudas, que el país salió del closet por primera vez en mucho tiempo, se posicionó a favor del cambio. Los problemas de la sociedad hondureña venían de lejos y teníamos que ser los propios hondureños los que les diéramos una solución, como así ha sido. Se encubrieron muchas cosas durante mucho tiempo y al final, tras tantas contradicciones y mentiras, se llegó a esta situación, que aporta el comienzo de una solución a los problemas que teníamos. Nuestra apuesta, pese a lo que digan algunos, es por el retorno a la normalidad democrática y a la convivencia pacífica.
-¿Quién tiene la responsabilidad política de lo que ha ocurrido en Honduras?
Zelaya, absolutamente. El y su equipo de colaboradores llevaron a Honduras por el peor de los caminos y así ocurrió lo que ocurrió, lamentablemente. Tomó decisiones que iban en contra de nuestro ordenamiento político y constitucional; y en este sentido la Corte de Justicia le dejó las cosas bien claras y le señaló que ese no era el camino. Luego la reelección, tal como deseaba Zelaya, estaba absolutamente prohibida por nuestra propia Constitución, no se contemplaba de ninguna manera y caminaba hacia la colisión entre los distintos poderes institucionales. Cuando Zelaya decide seguir adelante con la reelección, se queda fuera de la Ley de acuerdo a nuestra Constitución y ya no le quedan márgenes para la actuación dentro del marco legal. Luego, cuando se cometen actos de esta naturaleza, que van contra la Ley claramente y vulnerando todos los preceptos constitucionales, tampoco las Leyes hondureñas permitan la inmunidad política, por muy presidente que sea quien se pone al margen del ordenamiento constitucional.
-¿Había algo en la personalidad de Zelaya qué hacía presagiar el final?
Zelaya era un latifundista, alguien de origen burgués y de una de las grandes familias del país. También conservador de hondas raíces, parte e integrante de la burguesía nacional. Provenía de orígenes burgueses y conservadores, nadie fue capaz de prever lo que después de su llegada al poder pasaría, fue una gran transformación, una metamorfosis en el peor sentido de la palabra.
-En ese sentido, ¿cómo se explican los sucesos acaecidos el 28 de junio?
Veníamos de un estado de cosas caótico, con la corrupción en aumento, el descontrol del gasto público y una administración que ni siquiera tenía presupuesto. La situación era insostenible. No había una voluntad clara por vencer a la corrupción y terminar con un estado de una situación que era deplorable. Luego la forma en que se ha solucionado ha sido en clave hondureña, atendiendo a las formas políticas y constitucionales del país. El mismo proceso electoral, previsto para el 29 de noviembre, había arrancado hacía mucho tiempo y venía avalado, incluso, por la Organización de Estados Americanos (OEA), que ahora nos condena. Hay mucho cinismo e hipocresía en la actuación de la comunidad internacional con respecto a Honduras; hablan de no intervención y después pretender intervenir en la vida política del país contraviniendo todas las normas y Leyes, incluida nuestra Constitución, algo que, desde luego, no es aceptable.
-¿Cómo examina la reacción de los Estados Unidos ante la crisis hondureña?
Ya habíamos pasado por períodos de crisis parecidas. Creemos que su comportamiento se debe, en cierta medida, a la presencia de mucha desinformación en el proceso acaecido en Honduras. Se ha cometido un error al analizar la situación y quizá ahora, por razones políticas, no se puede rectificar. Aún así, creemos que están equivocados y que cuando dos aliados se separan luego cuesta mucho restañar las heridas.
-¿Y la solución a este embrollo, cuál es?
Es inconcebible que regrese Zelaya y todo lo que significa, sobre todo corrupción política. Todo ello agregado a los deseos de venganza contra los que ahora considera sus enemigos. Lo ha dicho y repetido un sinfín de veces, no viene con deseos de reconciliación. Luego, no se olvide, Zelaya puede volver a intentar el regreso a través de las expresiones de la izquierda política o introduciéndose en los liberales, como ya hicieron en el pasado. En cualquier caso, Zelaya es ya historia, una página superada.
-Sobre las elecciones, ¿qué escenario pronostica?
Victoria clara de los nacionalistas, con Lobo al frente, y derrota de los liberales; el resto de los candidatos, incluido el nuestro, pese a sus cualidades, no tienen grandes posibilidades en el contexto actual.
-¿Pronostica, por tanto, un escenario bipartidista, como tradicionalmente ocurre en Honduras?
Por supuesto, el bipartidismo sobrevivirá, aunque es el responsable de la crisis y también en el pasado, paradójicamente, fue fuente de estabilidad. Sin embargo, preveo en estas elecciones una emergencia de la izquierda y una tendencia al alza de dicha opción política. Pese a todo, la izquierda hondureña ha cometido muchos errores y han servido a la idea de que el fin justifica los medios, algo en lo que yo no creo y considero que debe ser denunciado. No había intención en ayudar al país, sino en continuar en el poder a cualquier coste político; no creían en la democracia. Luego ha habido una clara influencia de Chávez, que nos ha llegado a insultar por no rendirnos a su hegemonía y ha calificado al pueblo hondureño de “vendidos y pitiyankees”, ¿se puede caer más bajo?
-¿Cuáles son las amenazas reales que padece la democracia hondureña?
En estos momentos, la injerencia externa en nuestros asuntos, queriéndonos forzar a una salida que va en contra de nuestra Constitución, y el aislamiento político al que nos ha conducido la comunidad internacional injustamente. El 28 de junio es un viaje hacia la normalidad sin retorno hacia atrás, Zelaya, como he dicho, es historia superada. No queremos cargar con la enorme responsabilidad que supondría el retorno de Zelaya. Si regresa, además, sería con un derramamiento de sangre y no lo vamos a permitir. No vamos a admitir que el país se encamine de nuevo hacia la corrupción, el gasto descontrolado, el manejar la administración sin orden ni presupuesto…Eso se ha terminado. Se aprovecharon del poder, se enriquecieron fraudulentamente y participaron de un reparto absolutamente ilegal de los recursos del Estado. Zelaya no tenía un plan, o un proyecto político, sino que improvisaba y malgastaba los recursos del Estado de una forma impune y vergonzosa. No había un planeamiento político, sino un proyecto de aprovechamiento personal del Estado. La posibilidad de una amnistía para Zelaya tampoco creo que sea el camino, pues la gente pensará que unos tienen impunidad para robar y otros no; los antiguos responsables políticos tienen que responder ante el país por los errores cometidos y por las numerosas irregularidades que en el manejo de lo público incurrieron.
-¿Cómo fue posible llegar a ese estado de cosas al que se refiere?
Muy fácil: Zelaya es el verdadero golpista. Primero intento doblegar a la Corte de Justicia, colocando a los suyos y convirtiendo a este ente en un cascarón vacío. Luego sus planteamientos reeleccionistas, intentando celebrar una consulta ilegal, iban absolutamente en contra de la Constitución. El 28 de junio estaba prevista esa consulta y los resultados ya estaban precocinados, se preveía que la consulta fuera aprobada para, a renglón seguido, disolver el parlamento. Incluso los materiales electorales habían venido del exterior, supuestamente Venezuela. Una vez disuelto el parlamento, se convocaría una constituyente y, ya sin instituciones que le pudieran hacer la sombra, el país se encaminaría hacia el autoritarismo, siguiendo el guión previamente establecido por Zelaya y sus aliados externos. Estos antecedentes de la crisis los conocían los embajadores europeos presentes aquí y, por supuesto, la embajada de los Estados Unidos en Tegucigalpa. Que nadie nos venga ahora con el cuento de que no estaban enterados de los planes de Zelaya, que vienen de lejos y tenían pretensiones de fundar un régimen autoritario.