El holocausto armenio
Roberto Torres Collazo
Cuando se menciona “holocausto” tiende a asociarse al holocausto judío, como si fuera el único en la historia del Siglo 20. Huvo otro, entre muchos otros, un holocausto del cual que muy poco se menciona, el primer holocausto del Siglo 20 que comenzó formalmente en Abril del 1915 y se extendió hasta el 1923. Una de las diferencias incircuntanciales con el holocausto judío, es sus números donde fueron aproximadamente 6 millones judíos que fueron asesinados a manos de los nazis en Europa, mientras en Turquía fueron aproximadamente un millón y medio de armenios a manos de los turcos. Otra diferencia es que no habían crematorios y cámaras de gas. Pero las similitudes de ambos holocaustos son mayores que las diferencias. Veamos una pequeña muestra del horror del genocidio del primer holocausto del siglo 20 contra el pueblo armenio en 1945.
El corresponsal de guerra, quien reside en el Líbano por 27 años, Robert Fisk quien ha cubierto muchas guerras en el Medio Oriente en sus crónicas “La Gran Guerra” (2005) recoge en un capítulo “El primer holocausto del siglo 20” muchos testimonios escalofriantes de sobrevivientes armenios como de Boghos Dakessian: “Los turcos trajeron hasta aquí familias enteras para matarlas…. Los ataban en fila, hombres, niños, mujeres,, la mayoría famélicos y enfermos, muchos desnudos. Luego los empujaban por la ladera hasta el río y mataban a uno de un disparo. Entronces el muerto se hundía, arratraba a los demás y los ahogaba….”
Otro testimonio estremecedor es de Zakar Berberian, quien tenía 14 años, que vivía en Balajik: “Llegaron los soldados y, delante de las madres, fueron agarrando a cada niño de seis, siete, ocho años, y los lanzaban al aire y los dejaban caer contra la piedras. Si sobrevivían, los soldados turcos lo agarraban otra vez por los pies y le aplastaban la cabeza contra las piedras…”
Esos hechos no fueron crímenes de guerra aislados, eran crimenes sistemáticos y planificados, rutinarios como los hechos acontecidos en Kemaj, donde los soldados turcos de la 86 Brigada de Caballería asesinaron a más de 20,000 mujeres y niños. En Bitlis, los turcos ahogaron a más de 900 mujeres en el Tigris. La matanza fue tan grande que los cuerpos formaron un dique de un centenar de metros en el Eufrates.
Otra sobreviviente del holocausto, Serpuhi Papazian narra como los turcos sacaron sacaron a ella y su familia, fueron golpeados y les hicieron pasar hambre en Alepo. Su madre y su tia murieron en el trayecto. Como eran niños recuerda que su padre los tatuó a ella y sus hermanitos para que si sobrevivian en el futuro podrían reconocerse. Cuenta que su padre había escuchado de los asesinatos de familias enteras. Muchos otros armenios fueron obligados a caminar largas horas desnudos en el desierto sirio. Las iglesias armenias fueron quemadas como las sinagogas judías en la Europa nazi. Al igual que los judíos, los armenios murieron en “caravanas” enviados en “transportes” a los campos de la muerte. Como a los judíos, en el sur de Turquía se utilizaron vagones de ferrocarill del ganado para llevar a los armenios a las tumbas masivas. Muchos de los asesinados eran, como los judíos, cultos, abogados, empresarios, periodístas, funcionarios. Este holocausto no se debió a unas cuantas manzanas dañadas del ejército turco y su imperio Otomano, si no producto de una limpieza etnica premeditada y organizada contra el pueblo armenio como queda desmostrado en la prensa mundial y en los informes de la época como el “The New York Times” que destacó casi diariamente las matanzas masivas, las torturas, deportaciones y atrocidades. Los diplomáticos estadounidenses fueron los primeros en denunciar e informar el holocausto. La investigación de James Bryce y el famoso historiador Arnold Toynbee, encargada por el gobierno británico: “El Tratamiento de los Armenios en el Imperio Otomano: 1915-1916”, de 700 páginas recoge relatos de primera mano se convirtió en el primer serio intento en la historia de enfrentarse a los crímenes contra la humanidad.
El gobierno actual, muchos líderes, empresarios de Turquía (Antiguo Imperio Otomano) así como sus defensores en el extragero no reconocen el holocausto armenio. No pretendemos acusar a todos los turcos del pasado y actuales del genocidio armenio en el 1915 – 1923, huvo turcos, igual que alemanes en la Alemania nazi, que llevados por su religión o razones humanitarias acogieron a armenios en sus casas, los alimentaron y protegieron y los trataron como su propia familia y lo mismo podemos decir de muchos musulmanes que incluso arriesgaron sus vidas en los desiertos al norte de Siria para proteger a los cristianos armenios.
Se hace imperativo en esta nueva era de la globalización, la cual nadie, incluyendo nosotros los latinos, puede ser indiferente al dolor y grandes aspiraciones mundiales, recordar todos los crímenes contra la humanidad y todos los holocaustos que han habido en la historia en el pasado y presente para recordar los millones de víctimas inocentes y para que nunca más vuelvan ha ocurrir en ninguna parte del mundo holocaustos como el acontecido contra nuestros hermanos armenios en el primer holocausto del Siglo 20.