Carta del Embajador de Israel al diario Público

Estimado Sr. Monteira:

Le hago llegar esta carta para su publicación en la sección de “Cartas
al director”.
El artículo de su corresponsal en Israel, Eugenio García Gascón, ““No
critiquéis a Israel”” (21.4.2009) es una inusual colección concentrada
de mentiras, incluso comparado con su habitual sesgo. Tan numerosas
son las mentiras que resulta difícil saber por donde empezar. Me
limitaré a apuntar las más flagrantes.
1. En Israel no hay apartheid. Alrededor del 10% de los parlamentarios
israelíes son musulmanes, ha habido ministros musulmanes, hay colegas
míos en el cuerpo diplomático que son musulmanes, hay musulmanes
detentando altos cargos en la corte suprema, médicos en hospitales,
abogados, estrellas del fútbol en equipos locales y en la selección
nacional de Israel. En el próximo concurso de Eurovisión Israel estará
representado por dos cantantes: la judía Noa y la árabe cristiana Mira
Awad. No pretendo decir que la situación sea perfecta. Existe todavía
un desequilibrio social y hay un margen para mejorar la situación de
los ciudadanos árabes de Israel, pero de lo que no hay duda es de que
gozan de unos derechos y libertades civiles que no tendrían en ningún
otro país árabe. Muy revelador de lo que vengo diciendo es el hecho de
que los refugiados que huyen de Darfur (en su mayoría musulmanes) no
buscan acogida en ningún país árabe, sino que atraviesan toda la
península del Sinaí para buscar asilo en Israel. El corresponsal lo
sabe, pero oculta la verdad. Opta por la mentira.
2. ¿No se puede criticar a Israel? El hecho es que Israel sufre
internacionalmente más críticas que ningún otro país. Bastaría repasar
su diario para comprobar que machacar a Israel es parte de su
doctrina. Israel sufre muchas más críticas que regímenes totalitarios
y opresores de los derechos humanos como Irán, Siria, Libia, Cuba,
Corea del norte o muchos otros. La hipocresía internacional respecto a
Israel también queda de manifiesto al haberse convertido Israel en el
país con más resoluciones en contra en los foros internacionales. Algo
que tiene que ver con las mayorías automáticas formadas por este tipo
de regímenes y sus aliados. No tengo ningún tipo de problema con las
críticas fundadas hacia mi país, sino con las informaciones sesgadas y
uniltaterales, el adoctrinamiento, y la mentira, recursos todos ellos
utilizados por su corresponsal.
3. “Irán … no ha agredido a nadie desde hace siglos”. Sin duda la
frase más increíble de este panfleto. He tenido que leerlo varias
veces para poder creer que alguien lo había puesto negro sobre blanco.
¿Acaso piensa el sr. García que todos somos ignorantes o que el
Alzheimer nos ha hecho perder la memoria? ¿Acaso hemos olvidado los
millones muertos de la guerra Irán-Irak ; los homosexuales ahorcados;
las mujeres lapidadas hasta morir; las persecuciones de los bahais, de
los kurdos y de otras minorías; los terroristas enviados a explotar
por todo el mundo? En cualquier lugar donde existiese un mínimo de
ética periodística esta sola frase debería haber sido suficiente para
causar el cese inmediato del corresponsal.
4. Las declaraciones de Ahmadineyad amenazando con borrar a Israel del
mapa y contra su derecho a existir no se formuló “aparentemente” una
vez hace dos años, sino en numerosas ocasiones y “on the record”, lo
mismo que sus frases negando el Holocausto, llegando incluso a
convocar una conferencia internacional de negacionistas en Irán.
Aparentemente, el Sr. García se ha contagiado del virus negacionista
del líder iraní.
Podría entederse si el artículo hubiera sido escrito por un
propagandista a sueldo del gobierno de Teherán. El hecho de que fuera
escrito por un corresponsal para un medio del mundo libre es una
evidencia del virus orwelliano que ocupó parte de los medios de
comunicación en lo relacionado con Israel. Agregaría que si el Sr.
García hubiera atrevido a escribir contra Irán desde ese país sólo un
uno por ciento de lo que se permite escribir contra Israel, hubiera
sido encarcelado o expulsado hace mucho tiempo. Bajo el paraguas de la
democracia israelí él puede sentarse tranquilo en Jerusalén y producir
allí de sus venenosas mentiras sin que a nadie se le ocurra tocar su
inmunidad periodística.
Para concluir, lamento señalar el hecho de que un artículo lleno de
falsedades se publica en su diario mientras que nadie en su redacción
se hace la pregunta elemental: ¿cómo un racista y negacionista del
Holocausto, un criminal como Ahmadineyad ha sido invitado de honor de
una conferencia contra el racismo? Un indicio de la pérdida de la
brújula moral por su diario.
Atentamente, reciba mis más cordiales saludos.

Raphael Schutz
Embajador de Israel

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